Informe del Proyecto Arqueológico PSUM
(Proyecto Santa de la Universidad de Montréal)

La presencia Moche en el valle del Santa,
Costa Norte del Perú


- Junio, Julio y Agosto 2000 -

Claude Chapdelaine
y
Victor Pimentel Spissu

Département d'anthropologie
Faculté des arts et des sciences
Université de Montréal
Montréal, Québec
Canada

Abril 2001




Contenido

1. Introducción
2. Objetivos, problemática y metodología
3. Los resultados de campo
A. Sector Palo Redondo
Evaluación de sitios
Guad-12
Comentarios

B. Sector El Castillo
Evaluación de sitios
Guad-79
Guad-80
Guad-85
Guad-86
Guad-87
Guad-88
Guad-89
Guad-90
Guad-91
Guad-92
Donnan-133
Excavaciones
Guad-93 - El Castillo

Comentarios

C. Sector Huaca Ursias
Evaluación de sitios
Guad-120
Guad-121 - PSUM 01
Guad-125
Guad-128 - Huaca Ursias
Donnan-88
Donnan-89
Donnan-185
Donnan-186
Comentarios

D. Sector Huaca China
Evaluación de sitios
Guad-132 - Huaca China
Guad-133
Guad-134
Guad-135
Guad-136
Guad-137
Guad-139
Guad-141
Guad-143
Guad-155
Guad-156
Comentarios

E. Sector Lacramarca
Evaluación de sitios
Guad-176
Guad-177
Guad-178
Guad-179
Guad-180
Guad-181
Guad-184
Guad-186
Guad-187 - PSUM 02
Guad-189
Guad-190
Guad-192 - Hacienda San José
Guad-202 / Huaca San Pedro
Guad-203
PSUM 03
PSUM-04
PSUM-05
Comentarios

4. Conclusión y perspectivas para la siguiente temporada
Perspectivas para el 2001

Agradecimientos

Referencias citadas



Lista de figuras y láminas

Figura 1. División del valle de Santa en 6 zonas o sectores
Figura 2. Localización de los sitios inventariados en el valle de Santa
Figura 3. Plano de la estructura de GUAD-91, sector El Castillo
Figura 4. Plano de la Terraza Norte del sitio El Castillo, Guad-93
Figura 5. Plano de la fase 1 del sector N-O del sitio El Castillo, pisos 1-4
Figura 6. Plano de la fase 2 del sector N-O del sitio El Castillo, pisos 5-8
Figura 7. Dibujo de florero encontrado dentro de la plataforma asociada a la primera fase de construccion (pisos 2-3 sobre 4)
Figura 8. Plano de la fase 3 del sector N-O del sitio El Castillo, pisos 9-13, ambiente #6
Figura 9. Perfil oeste, pisos 9-13, ambiente #6, sitio El Castillo
Figura 10. Perfil sur, pisos 9-13, ambiente #6, sitio El Castillo
Figura 11. Plano de la zona noreste, cuadro B4
Figura 12. Perfil oeste de la zona noreste, cuadro B4
Figura 13. Plano del ambiente del nivel intermedio, cuadro E4
Figura 14. Plano de la tumba #1, fase #1, cuadro B1
Figura 15. Plano de la tumba #1, fase #2, cuadro B1
Figura 16. Dibujo de algunas vasijas domésticas de la tumba #1
Figura 17. Plano de la tumba #3, cuadro B4
Figura 18. Plano de la Terraza Este del sitio El Castillo, Guad-93
Figura 19. Perfil del muro sur del ambiente #1, terraza ESTE
Figura 20. Plano del sitio G-121/PSUM-01, sector N-E (cercadura)
Figura 21. Plano del sitio Don-89 y ubicación de la trinchera
Figura 22. Perfil estratigráfico de la trinchera en el sitio Don-89
Figura 23. Pequeñas vasijas de la fase Tambo Real Tardío del sitio Don-89
Figura 24. Objetos típicos de la fase Tambo Real Tardío del sitio Don-89
Figura 25. Plano del sitio Guad-132 / Huaca China o Choloque
Figura 26. Vasija de la tumba de Guad-132/Huaca China
Figura 27. Vasijas de la tumba de Guad-132/Huaca China
Figura 28. Plano de la tumba de Guad-132/Huaca China, fase #1
Figura 29. Plano de la tumba de Guad-132/Huaca China, fase #2
Figura 30. Plano de Guad-186
Figura 31. Plano de Guad-187 / PSUM-02
Figura 32. Plano de Guad-192 (Hacienda San José)

Lámina 1. Vasija Tanguche del sitio GUAD-85
Lámina 2. Vista general del sitio El Castillo,foto aérea #172-87, 23-12-1943
Lámina 3. Canchero proveniente del piso #5, sector N-O, El Castillo
Lámina 4. Pico Moche III temprano del sector N-O, El Castillo
Lámina 5. Botellas de asa estribo de la tumba #1, cuadro B1
Lámina 6. Cerámica Tanguche de la Terraza Este
Lámina 7. Molde de cerámica de la Terraza Este
Lámina 8. Moldes de cerámica del sitio Guad-192
Lámina 9. Vista general del sector N-O, unidad #1, Terraza Norte
Lámina 10. Vista general del ambiente con nichos, cuadro B4, Terraza Norte
Lámina 11. Vista general del ambiente #1 de la Terraza Este
Lámina 12. Vista general desde el sur del sitio Guad-192, Hacienda San José

ANEXOS:
Catálogos (Leyenda)
#1 - cerámica
#2 - orgánicos y óseos
#3 - malacológicos
#4 - textiles
#5 - varios
#6 - Relación de cajas depositadas en el Museo de Casma





1. Introducción

Este es el primer informe de un proyecto de largo plazo sobre la presencia Moche en el valle de Santa. Este proyecto de la Universidad de Montreal está subvencionado por el Consejo de Investigaciones en Ciencias Humanas del Canadá (CRSHC) por un período de tres años (2000-2003). Las investigaciones arqueológicas se realizan en la parte baja del valle de Santa y se centran en el Período Intermedio Temprano. Una mejor comprensión de la naturaleza de la presencia Moche en la parte baja del valle de Santa constituye el objetivo central de este programa que se inscribe en una perspectiva regional. Por lo tanto, es importante precisar que este proyecto comprende varias estrategias de investigación en el campo, que incluyen excavaciones arqueológicas, evaluaciones de superficie de sitios conocidos, limpieza de pozos de huaquero para establecer la secuencia de ocupación en los sitios seleccionados, así como la conformación de colecciones de objetos representativas de algunos sitios. Una visión más detallada de la naturaleza de los sitios, y sobretodo una mejor apreciación de la cronología relativa de los aquellos que contienen vestigios característicos de la presencia Moche, constituyen algunos de los objetivos importantes de nuestra problemática. Por lo tanto, en la realización de este programa será importante obtener información de varios sitios y de varias culturas. En consecuencia, hemos dividido el territorio en estudio en seis zonas en las cuales quisiéramos obtener dicha información (Figura 1).

En este informe, deseamos primero presentar los objetivos de nuestro proyecto, al igual que nuestra problemática y la metodología. Luego, presentaremos los resultados de campo, teniendo en consideración los sectores y el tipo de intervención realizada en cada uno de los sitios visitados durante la temporada del 2000. Completaremos la presentación comentando los principales hallazgos poniendo en relieve el esfuerzo puesto en el trabajo de laboratorio. Los catálogos por categoría de material y por sitio de proveniencia forman parte de los anexos de este informe. Para finalizar este primer informe del Proyecto Santa de la Universidad de Montreal, presentaremos algunas consideraciones preliminares del trabajo a realizar durante la segunda temporada, prevista entre mayo y agosto del 2001.

2. Objetivos, problemática y metodología

El área de estudio comprende la parte media y baja del valle del río Santa, entre los departamentos de Ancash y La Libertad, en la costa norte del Perú. De acuerdo a los fines de nuestra investigación, hemos dividido el área de estudio en seis sectores (Figura 1). El primer sector, Guadalupito, también conocido con el nombre de Pampa de los Incas, se localiza en la margen sur de la parte baja del valle, no formaba parte de nuestro plan de estudio para el año 2000. Hemos considerado hacer una inspección el año 2001 y realizar excavaciones en el sitio principal el año 2002. Hemos realizado intervenciones en los otros cinco sectores. Presentamos los resultados en la sección siguiente.

Objetivos de la investigación

La civilización Moche (100 a.C. - 800 d.C.), frecuentemente reconocida como la primera en América del Sur en haber alcanzado el nivel de complejidad cultural asociado a una organización estatal, suscita una serie de interrogantes a propósito de su verdadera naturaleza. De ella se desprenden dos posiciones: la primera propone un Estado expansionista centralizado con el sitio de las Huacas de Moche como capital, mientras que la segunda plantea más bien su división en varios Estados distribuídos en unos diez valles de la costa norte del Perú, en al menos dos entidades: los Moche del norte y los Moche del sur. Poco importa la posición adoptada, hay concenso sobre el carácter expansionista del Estado Moche y sobre la invasión del valle del río Santa por parte de los Moche del sur (corrrespondientes a los valles de Moche y Chicama).

Este programa de investigación, en el marco de una visión diacrónica, se orienta esencialmente documentar y comprender mejor la presencia Moche en el valle bajo de Santa donde las investigaciones anteriores (Wilson 1988; Donnan 1973), al menos en superficie, demuestran una presencia significativa de objetos típicos de la cultura Moche. Es nuestro objetivo precisar la naturaleza de esta presencia, evaluar la duración de esta ocupación, y comprender los mecanismos que puedan explicar esta presencia. Será necesario entonces oponer dos posiciones explicativas: por un lado la conquista territorial y la guerra, y por el otro una expansión cultural ligada a una asimilación gradual de las elites locales y a su adhesión voluntaria a la esfera de la influencia Moche, que conlleva así a una conquista ideológica.

Para resolver este problema, será necesario precisar la naturaleza de la presencia Moche en el valle de Santa. Será necesario estudiar tres momentos para comprender la presencia física de los Moche en el valle de Santa: 1) la cultura local (emparentada a la cultura Gallinazo) antes de la llegada de los Moche; 2) la llegada e instalación de los Moche en diversos sitios del valle bajo del Santa así como la construcción de la capital regional de Guadalupito; 3) la decadencia y la caída de los Moche en el valle de Santa y la llegada o la emergencia de grupos ulteriores. Estos mismos momentos deberán también ser estudiados bajo la óptica bajo la que la circulación de objetos típicos e ideas de la cultura Moche en el valle de Santa y la influencia ideológica del Estado central Moche sobre los dirigentes locales pueden corresponder a una expansión cultural.

Antecedentes y problemática

La civilización Moche es regularmente considerada como la primera en haber alcanzado el estadio de una organización estatal en la costa norte del Perú (Moseley 1992; Topic 1982, 1977). Este Estado no se desarrolló aisladamente y descansa más bien sobre un largo desarrollo de sociedades complejas que se sucedieron desde hace más de 2000 años en los valles áridos del desierto de la costa peruana. La rápida emergencia de centros ceremoniales al fines del Período Precerámico y principios del Período Inicial (hacia el año 2000 a.C.) indica ya la presencia de sociedades bien organizadas, probablemente muy jerarquizadas y dotadas de un poder centralizador capaz de canalizar los esfuerzos de las comunidades cercanas (ver Flannery en Feinman y Marcus 1997; Alva 1994; Haas, Pozorski y Pozorski 1987). Los Moche se inscriben perfectamente en esta trayectoria cultural de la costa norte del Perú y son herederos de sociedades jerarquizadas ya implicadas en la intensificación de la producción, pero conservando una adaptación marítima (Bawden 1996; Uceda y Mujica 1994).

El desarrollo de la civilización Moche se efectuó en la costa norte peruana (Shimada 1994a). Es posible creer, a pesar de la escasez de los indicios arqueológicos, que los Moche sean originarios de los valles centrales de Chicama y Moche. Podrían igualmente ser originarios de la región de Piura donde la cultura Vicús se emparenta con la civilizaión Moche conservando ciertas distinciones (Bawden 1994). Durante estos primeros siglos de desarrollo, que coinciden con las fases I y II de la secuencia establecida a partir de una seriación de la cerámica (Larco 1948), es posible creer que la sociedad Moche estaba organizada en jefaturas, cada una dominada por una elite que gobernaba en un valle o gran parte de él (Schaedel 1985).

Es verosímil que durante la fase III (hacia 300 d.C.) los Moche de los valles centrales de Chicama y Moche se organizaron para formar un primer Estado (Shimada 1994). Al interior de una gran esfera de influencia, las sociedades de los valles del norte -Jequetepeque y los tres valles de la región de Lambayeque- aceptaron muchos elementos diagnósticos de la ideología y de los sistemas de representación participando así al desarrollo de la identidad Moche, pero continuaron distinguiéndose, hasta el punto de negar la adopción de algunos tipos de vasijas, como son los vasos retrato (Castillo y Donnan 1995). El Estado Moche vuelve a ser expansionista durante la fase III (entre 350 y 450 d.C.) y alcanza a su apogeo durante la fase IV, entre 450 y 550 d.C (Bawden 1994). Esta expansión o conquista territorial es muy discutible en los valles al norte, puesto que los Moche no construirán un centro regional mayor para dirigir o coordinar los asuntos corrientes de los nuevos valles conquistados o sometidos. Es más bien en los valles del sur donde se puede estudiar mejor esta expansión territorial, como por ejemplo en el valle de Virú, inmediatamente al sur del valle de Moche, donde el sitio de Huancaco es considerado capital regional (Bourget 1998).

En los valles más al sur, donde los Moche habrían conquistado las elites locales (Wilson 1997, 1992), aún si las prospecciones han proporcionado ya buenos indicios, las excavaciones son escasas. Tal es el caso en el valle de Santa (Donnan 1973, Wilson 1988) y en el valle de Nepeña (Proulx 1973). Para responder a nuestros objetivos, seleccionaremos varios sitios de la parte baja del valle de Santa.

Aceptando la hipótesis por la cual los Moche conocieron una fase expansionista, al menos para extender hacia el sur diversos elementos de su cultura, nuestra problemática consiste entonces en estudiar esta expansión y determinar si su carácter fue militar o ideológico. La conquista territorial con la ayuda de un ejército es un tema controvertido entre los especialistas, y además de la ausencia de indicios claros que apoyen la existencia de un ejército (Topic y Topic 1987), los datos iconográficos ilustran esencialmente escenas de combates rituales (Topic 1998; Topic y Topic 1998; Hocquenghem 1987; Donnan 1978).

Nuestros esfuerzos se concentran pues en la parte baja del valle de Santa para precisar la llegada de los Moche a este valle durante las fases III o IV, a saber entre 300 y 500 d.C. Se trata de determinar su relación con los grupos locales; verificar hasta qué punto los símbolos de poder (diversas categorías de objetos de cerámica, las representaciones iconográficas, la arquitectura, los adobes, etc.) que identifican la presencia Moche en el valle de Santa provienen de Moche, subrayando entonces el avasallamiento de los dirigentes de este valle localizado unos 100 kilómetros del sitio epónimo.

La principal contribución de este proyecto es tener una mejor comprensión de los mecanismos de expansión de un primer Estado en la costa norte del Perú. Siendo la civilización Moche altamente compleja, es muy importante comprender el rol de la guerra y de la ideología en la aparición de un primer poder centralizador (Cf. Trigger 1993 para un estudio comparativo de las civilizaciones). La existencia de varios rasgos culturales compartidos por grupos humanos de unos diez valles que cubren más de 600 kilómetros del litoral costeño apoya la idea de una misma cultura de base. Las repercusiones socio-económicas serán estudiadas tanto entre las poblaciones locales como entre las elites de los principales centros urbanos, ofreciéndonos así una imagen social más completa.

Antes de terminar esta sección, quisiéramos presentar a los miembros del equipo de esta primera temporada :

Claude Chapdelaine, Universidad de Montreal, director
Víctor Pimentel, Universidad de Montreal, co-director
Juan López Marchena, Instituto Nacional de Cultura - Chimbote, arqueólogo
Jorge Gamboa, Universidad de Trujillo, asistente arqueólogo y dibujante
Delicia Regalado, Universidad de Trujillo, asistente arqueólogo
France-Éliane Dumais, Universidad de Montreal, asistente arqueólogo
Sofia Chacaltana, Pontificia Universidad Católica del Perú, asistente arqueólogo
Alexandra Taillon-Pellerin, Universidad de Montreal, asistente arqueólogo
David Chicoine, Universidad de Montreal, asistente arqueólogo
Víctor Vasquez y Teresa Rosales (Arqueobios), análisis del material orgánico
Florencia Bracamonte, antropologa física, análisis de restos humanos
Greg Kennedy, Instituto Politécnico de Montreal, análisis por activación neutrónica
Los obreros Freddy, Fernando, Leopoldo, Renzo y Diómedes.
Igualmente, hemos contado con la valiosa ayuda de Francine Willa, tanto en el aspecto logístico como en el aspecto científico. Este agradecimiento lo hacemos extensivo a Vicky y Aída. Adeás, de manera puntual, pero muy importante, nosbeneficiamos de la ayuda de las siguientes personas: Víctor Peña, Juan Carlos Yarlequé, Niel Pajuelo Mori, Julie Fournier, Guilmine Eygun y Kimbra Smith. Contamos también con el apoyo especial de Arabel Fernández, cuyos comentarios son de valiosa ayuda para el conocimiento y la conservacion de los textiles y de la cestería. Apreciamos igualmente la visita de Christopher Donnan y Alana Cordy-Collins.

3. Los resultados de campo

Hemos seguido de manera rigurosa el plan de trabajo sometido al momento de la presentación de este programa de investigación. Sin embargo, hemos debido hacer frente a las realidades de la práctica arqueológica y de los imprevistos en el campo, sobre todo en lo que concierne a la organización logística y los aspectos concernientes a los límites de tiempo y de personal para obtener el máximo de los resultados esperados. Esta primera temporada era de suma importancia, puesto que los resultados podían orientar directamente el proyecto durante los dos años siguientes, en la búsqueda de datos en el campo y en laboratorio.

Uno de los objetivos pragmáticos visados en esta primera temporada era efectuar la visita de la mayor cantidad de sitios que podrían eventualmente contribuir a resolver nuestras interrogantes. Era imperativo verificar la presencia Moche en los sitios previamente identificados por los investigadores que nos precedieron (Wilson 1988; Donnan 1973). Era también necesario verificar la integridad de estos sitios así como su potencial para realizar excavaciones o recolecciones sistemáticas de superficie. En la mayoría de los casos, los sitios que hemos visitado no fueron objeto de limpieza ni recolección sistemática de superficie. Sin embargo, hemos recogido algunos testimonios distintivos, particularmente aquellos identificables con la cultura Moche.

En la mayoría de los casos, los sitios que visitamos fueron identificados con la ayuda de la codificación de Wilson (1988), quien identificó los sitios Moche con el prefijo GUAD, seguido de un número. En algunos casos, cuando la identificación de Wilson no correspondía bien con aquella establecida por Donnan (1973), identificamos los sitios con el prefijo DON, seguido con el número utilizado por dicho autor. Por último, hay que poner en relieve el descubrimiento potencial de nuevos sitios en la región en estudio. Se trata de nuevos sitios, designados con el prefijo PSUM, cuya correspondencia con aquellos de Wilson o Donnan queda por determinar; hemos preferido distinguirlos en el campo y durante los registros de catalogación.

Sin enfatizar acerca de la importancia de los trabajos, presentamos a continuación una descripción sobre la naturaleza de la intervención, los resultados y un comentario sobre el desarrollo de nuestras investigaciones en cada uno de los sitios visitados. Pondremos especial énfasis en los sitios que han sido objeto de excavación o de levantamiento sistemático, que implicó a veces la limpieza de pozos de huaqueros, así como la recolección intensiva o extensiva de materiales de superficie.

A. Sector Palo Redondo

Corresponde al área de la desembocadura de la quebrada del mismo nombre, en la parte media del valle, al norte del poblado moderno de Tanguche. El sitio Moche dominante en este sector y de interés en nuestro estudio es el SVP-GUAD-12 de Wilson (1988: 206), que ocupa un área aproximada de 5 Ha.

Evaluación de sitios

Un solo sitio fue visitado por nuestro equipo. Dificultades logísticas nos impidieron hacer otras visitas. Hay que mencionar que este sector ocupa una posición estratégica para comprender las relaciones entre los Moche y los grupos del valle medio del río Santa.

Guad-12
El sitio Guad-12 fue identificado por Wilson como un centro local, lo que le confiere una especial importancia para toda la parte media del valle (Figura 1). Este autor menciona la presencia de dos plataformas, lo que pudimos verificar durante nuestra única visita al sitio, el domingo 11 de junio del 2000. Examinamos las estructuras monumentales seriamente afectadas por los huaqueros. Sin poder determinar con seguridad la filiación cultural de estas estructuras, un enorme pozo de huaquero nos permitió constatar que el núcleo de la estructura que se encuentra en el extremo norte está construida con adobes fabricados con moldes de cañas, que son típicos de la cultura Gallinazo, mientras que los adobes externos fueron fabricados sin moldes de caña. La recolección de superficie nos ha permitido reconocer una presencia Moche; en la parte más alta de este sitio que mide 5 hectáreas, se ha reconocido una presencia indiscutible del período Suchimancillo o Gallinazo. Esta doble ocupación fue señalada por Wilson (1985: 751). Los objetos recolectados, 109 fragmentos de cerámica en total, han sido catalogados y depositados en el Museo Sechín de Casma. El catálogo de cerámica corresponde al Anexo 1.

Comentarios

Al inicio pensamos que los trabajos en el sitio de Palo Redondo, principal centro Moche de la parte media del valle según Wilson (1988), nos permitirían por una parte comprender la expansión Moche hacia el interior del valle, y por otra parte precisar las particularidades de los grupos locales, poniendo al descubierto los vestigios ligados a la elite y al resto de la población. Ante la imposibilidad de una excavación intensiva, se efectuará una recolección de superficie, tanto de la cerámica doméstica como la cerámica decorada, en los mejores contextos de asociación, precisando su procedencia en un plano detallado del sitio.

Nuestra evaluación del sitio Guad-12 tenía por meta verificar la naturaleza de este centro local Moche, situado al interior del valle de Santa. La integridad del sitio es muy mala, y la presencia Gallinazo en este sitio parece mucho más importante que la acordada por Wilson. Sin embargo, no cabe la menor duda que este sector de la parte media del valle fue ocupado por los Moche, o lo que es más, fuertemente influenciado por estos últimos, si es que tenemos en consideración los elementos recuperados por Donnan y Wilson en varios sitios, entre los cuales existen cementerios.

No realizaremos más trabajos en este sitio y no consideramos la posibilidad de regresar para efectuar levantamientos. Sin embargo, los objetos recolectados serán analizados e integrados a nuestras investigaciones.

B. Sector El Castillo

Este sector, que abarca una extensión de aproximadamente 5.6 Km2, se ubica en la margen sur del valle, en el departamento de Ancash. El sector comprende 16 sitios, de los cuales 8 son lugares de habitación y 8 son cementerios. Entre los primeros sobresale el sitio El Castillo, un conjunto monumental rodeado de arquitectura residencial localizado unos 4.5 kilómetros al este de Guadalupito.

Antes de describir las excavaciones efectuadas en el sitio El Castillo, presentamos primero los resultados de nuestra evaluación de varios sitios localizados en este sector.

Evaluación de sitios

Guad-79
Se trata de un pequeño cementerio situado al noreste del sitio El Castillo (Figura 2). Hemos efectuado una pequeña recolección de superficie, con el objetivo de verificar la asignación de este sitio a la ocupación Moche. Nuestra colección, compuesta por 15 fragmentos de cerámica, confirma la presencia Moche. El catálogo corresponde al Anexo 1. Este anexo incluye los catálogos de la cerámica de todo los sectores investigados.

No se realizó levantamiento alguno de este pequeño cementerio, sumamente disturbado, que no presenta ningún interés a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-80
Este sitio fue objeto de una corta visita al mismo tiempo que se efectuaba la evaluación de Guad-79. Sólo se recolectaron dos fragmentos de cerámica. Al parecer los dos fragmentos pueden considerarse estilísticamente Moche, lo que confirma la tímida asignación de este cementerio al período Moche.

No se realizó levantamiento alguno de este pequeño cementerio, sumamente disturbado, que no presenta ningún interés a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-85
Este cementerio está yuxtapuesto al sitio de habitación Guad-86. Está muy disturbado y hemos recolectado elementos que indican una doble presencia, Moche y Tanguche. Hemos recolectado una vasija completa del período Tanguche Temprano (Lámina 1). De los 102 elementos catalogados (Anexo 1), la mayoría son de estilo Moche, pero un estudio más profundo permitirá una mejor evaluación de esta doble presencia.

No se realizó levantamiento alguno de este pequeño cementerio, sumamente disturbado, que no presenta ningún interés a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-86
En este sitio, que se ubica en la periferie del sitio El Castillo, se efectuó una recolección sistemática de superficie. Esperábamos poder hallar las trazas de estructuras en adobe, pero el arenamiento de la parte menos perturbada nos impidió de verificar su existencia. Un total de 149 fragmentos componen nuestra colección, cuyo catálogo se encuentra en el Anexo 1. La casi totalidad de objetos recolectados son de manufactura Moche, pero sólo un análisis detallado permitirá determinar si hay una o más fases estilísticas presentes en esta colección.

No se realizó levantamiento alguno de este pequeño sitio de habitación, cuya extensión había sido evaluada en 4.5 hectáreas. Este sitio, al igual que los sitios GUAD-87, GUAD-88 y GUAD-92, ha sido seriamente amputado debido a las obras de mejoramiento de un canal de irrigación cuya altura fue aumentada. Por lo tanto, la parte más baja del sitio está completamente destruída por las actividades agrícolas; esta alteración se remonta a más de 20 años. Este sitio está además bastante disturbado, y no presenta ningún interés a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-87
Este sitio está completamente destruido por la ampliación de las tierras cultivables. La prospección de superficie no proporcionó cerámica diagnóstica y no se formó ninguna colección. Tampoco se efectuó un levantamiento de este sitio, que no presenta ningún interés a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-88
Este asentamiento -con seis hectáreas de extensión- corresponde a uno de los grandes sitios de habitación del sector. Lamentablemente, cerca de la mitad de la superficie de este sitio está hoy destruida por las actividades agrícolas. Existen aún algunos restos de estructuras de adobe. Algunos cuantos fragmentos muy grandes de cerámica doméstica nos permiten asociarlo al sitio que Donnan identificó con el número 92 (Donnan 1973: 21-22). La integridad del sitio es mala, pero la limpieza de los pozos de huaquero que en él existen permitirían sin dudas precisar si este sitio es contemporáneo con El Castillo (fase Moche III) y si la ocupación se extiende a lo largo de varios siglos. Este sitio está muy bien localizado respecto a El Castillo, por su lado este, y podría haber desempeñado un papel especial, como es la producción de grandes vasijas domésticas, tal como lo había ya señalado Donnan (1973: 22).

Se realizó una importante recolección de superficie, en dos momentos distintos, con la finalidad de conformar una muestra adecuada. Hemos catalogado 164 elementos cerámicos, entre los cuales hay por lo menos dos fragmentos típicos del período Tanguche (Anexo 1). La presencia Moche es sin embargo dominante. Algunos fragmentos podrían fechar de la fase Moche III, pero a primera vista, los fragmentos pintados o escultóricos sugieren una fuerte ocupación Moche IV. Será necesario efectuar un estudio más profundo, al igual que la limpieza de los pozos de huaquero, con la finalidad de establecer una secuencia estratigráfica.

No hemos efectuado un plano de la parte existente -y muy saqueada- de este sitio, cuya realización está prevista para la segunda temporada. Se trata de un sitio de gran interés a corto plazo en el marco de nuestro programa de investigaciones.

Guad-89
Este sitio está ubicado más al este, y su presencia confirma la probable extensión de un canal de irrigación de la época prehispánica. El sitio está muy disturbado y en la superficie los objetos no son abundantes. La extensión de este sitio, que había sido evaluada en 3.20 hectáreas por Wilson, ha sido reducida. Se puede observar la presencia de algunos adobes en la parte baja del sitio. Hemos realizado una pequeña intervención que nos ha permitido recolectar objetos típicos de la cultura Moche. Se ha catalogado un total de 18 piezas cerámicas, entre las cuales existe una figurina (Anexo 1). También se ha recogido un cuchillo de cuarcita, que permite establecer una relación con el taller del sitio Guad-90.

No se levantó un plano de este pequeño sitio de habitación, sumamente disturbado, que a corto plazo, no presenta ningún interés en particular en el marco de nuestro programa de investigaciones.

Guad-90
Situado al norte de un nuevo canal de irrigación, este pequeño cementerio fue objeto de una breve visita. Hemos confirmado la presencia Moche, tal como se puede observar en los 32 fragmentos de cerámica que provienen de este sitio (Anexo 1). Se ha identificado igualmente la existencia de un taller lítico, en el que la materia prima predominante es una especie de cuarcita. No se observa estructura alguna en superficie. Hemos recolectado dos preformas provenientes de este taller.

No hemos levantado plano alguno de este pequeño cementerio, muy disturbado, que a corto plazo no presenta interés alguno en nuestro programa de investigaciones.

Guad-91
Este sitio, con frente al este, ocupa una posición particular del otro lado del montículo rocoso, cubierto en gran parte por arena eólica. Se encuentra delante de una zona irrigada en la época prehispánica, que muy probablemente corresponde a una expansión de las tierras agrícolas. Este sitio llamó la particular atención de los primeros investigadores, quienes lo consideraron como una construcción monumental realizada durante el período Moche. Inclusive, se realizaron planos de esta estructura (Donnan 1973: fig. 4; Wilson: 208, fig. 104). Para efectuar nuestros trabajos de campo optamos por levantamiento de Donnan, quien entonces señalaba que una parte de la estructura había sido completamente destruida.

Hemos podido constatar que la estructura ha sido completamente saqueada y presenta un pésimo estado de conservación en varios de sus sectores. Nuestro plan debe considerarse incompleto, en la medida que para efectuar un plano final habría sido necesario invertir un esfuerzo de trabajo que sobrepasa ampliamente nuestras posibilidades (Figura 3). No hemos podido hacer la reconstitución del sitio con el plano de Wilson. Sin embargo, lo importante era confirmar la identificación del sitio. En efecto, la presencia Chimú (o Tambo Real) es claramente dominante, pero algunos cuantos fragmentos Moche nos permiten dejar abierta la pregunta sobre qué grupo construyó esta estructura monumental. No sabemos con certeza si fueron los Moche quienes construyeron este edificio, pero es un hecho que sí ocuparon esta vertiente del cerro, si consideramos la presencia del cementerio Guad-90 y el sitio de habitación Guad-89. Podemos igualmente afirmar que los Chimú ocuparon esta estructura. A primera vista, la dimensión de los adobes y la técnica de construcción indicarían una ocupación post-Moche. Pero la ausencia de una ocupación Tanguche y la cantidad poco significativa de sitios Chimú en este sector nos inclina a considerar que fueron los Moche quienes construyeron el canal de irrigación, y que la primera fase de construcción, probablemente mucho más modesta que aquella del período Tambo Real Tardío, es obra de los Moche. Se trata evidentemente de una hipótesis, sin embargo hay un hecho real, que es la existencia de una ocupación doble en esta construcción indiscutiblemente singular.

En este sitio invertimos dos días completos en la limpieza de pozos de huaquero y en la confección de un plano somero de esta estructura. Hemos recolectado 107 fragmentos de cerámica (Anexo 1), 3 cuentas de Nectandra sp., 1 cuenta vegetal y un fragmento de Spondylus sp.; 2 huesos; 2 granos de maíz, 2 hojas de panca, 2 corontas; 1 pallar; así como 10 fragmentos de textiles (ver los anexos de los catálogos correspondientes).

Guad-92
Este sitio corresponde a la ocupación más al sur del sector El Castillo. En él se encuentra un sitio de habitación y cementerio en su parte meridional. Tenía inicialmente una extensión de 3.6 hactáreas, pero su área se ha visto reducida por los trabajos agrícolas modernos. Cerca del límite norte del sitio pueden obervarse restos de estructuras de adobes, sin embargo la ocupación parece poco densa, al menos en superficie.

La colección de este sitio esta compuesta por 166 objetos de cerámica (Anexo 1). La mayoría proviene del área que sirvió como cementerio. Este espacio está sumamente disturbado, y el saqueo parece relativamente reciente. Los restos cerámicos corresponden a fragmentos de vasijas escultóricas y pintadas, que pertenecen todos a la fase Moche IV.

No se efectuó ningún plano de este pequeño sitio de habitación con cementerio, sumamente disturbado. Tampoco presenta interés a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Donnan-133
Este sitio nos planteó serios problemas para su localización. No se encuentra repertoriado en los trabajos de Wilson (1988: 202). Se encuentra exactamente en la cima de una cresta rocosa entre los sitios Guad-86 y Guad-89. El sitio está compuesto por dos plataformas, siendo la del extremo norte la de mayor volumen. Efectuamos una breve visita a este pequeño sitio monumental, habiéndose identificado algunos fragmentos típicos de la cultura Moche, de un total de 37 objetos recolectados (Anexo 1). El plano proporcionado por Donnan est suficiente y bastante adecuado para tener una idea de este sitio (Donnan 1973, Fig. 9).

Un pozo reciente de huaquero a puesto al descubierto restos de pintura de color rojo sobre el enlucido del muro de adobe en el montículo que se encuentra en el extremo norte. No se trata de un sitio de habitación, pero probablemente de un lugar de culto. Su integridad ha sido perturbada, siendo la presencia de grandes postes de alta tensión un fenómeno reciente de disturbación, y la conservación es mala.

No levantamos un plano de este pequeño centro ceremonial, que está bastante disturbado, y que por el momento no es de interés a corto plazo en el marco de nuestro programa.

Excavaciones

Guad-93 - El Castillo - 10.35 hectáreas
En este sitio monumental, el segundo en importancia en el valle de Santa durante la época de ocupación Moche (período Guadalupito), hemos efectuado excavaciones durante cerca de ocho semanas. Los trabajos se desarrollaron entre el 26 de junio y el 7 de agosto del 2000. Dirigimos nuestras intervención en dos sectores que denominamos: TERRAZA NORTE y TERRAZA ESTE. Describiremos por separado los trabajos realizados en cada uno de estos sectores.

TERRAZA NORTE (Lámina 2; Figura 4)

Este sector había sido seleccionado con la finalidad de documentar una zona de producción y al mismo tiempo verificar la presencia Moche. Era igualmente nuestro interés verificar si esta presencia Moche descansaba sobre una ocupación Gallinazo anterior, constituyendo la transición entre estas dos culturas uno de los objetivos de nuestra investigación.

Este amplio sector ha sido objeto de la confección de un plano de localización de la estructura monumental que se encuentra en el extremo suroeste (Figura 4), así como para la localización de las áreas de intervención.

La zona noroeste
Esta área de excavaciones fue seleccionada con la finalidad de comprender la esquina noroeste de la terraza. En efecto, esta terraza representa un acondicionamiento arquitectónico importante, delimitado al oeste por un gran muro de contención. Esta terraza cuenta con varios niveles, y el desnivel se calcula en unos 20 metros. Al sur, este espacio termina con un imponente muro de contención, conformado por un basamento construido con grandes bloques de piedra. Así, este gran muro separa la parte baja que se extiende hacia el norte de la cima del cerro, donde fue construida la plataforma principal. En este último caso, se trata de una imponente plataforma, de más de 10 metros de altura. Este edificio está rodeado hacia el este por grandes muros que conforman recintos y una plaza (ver el plano de Wilson 1988: 210).

A todo lo largo de la terraza norte, y particularmente en la zona noroeste, gran cantidad de pozos de huaquero revelaban la presencia de muros, y grandes manchas de ceniza sugerían la existencia de áreas de producción, cuya naturaleza queríamos verificar. De esta manera, efectuamos la cuadriculación de la terraza norte, y seleccionamos los cuadros B2 y C2 con la finalidad de excavar un espacio relativamente intacto de aproximadamente 20 X 20 metros.

Rápidamente, durante la limpieza de la capa de escombros, el espesor de los muros indicaba la voluntad de los ocupantes del sitio por habilitar los diferentes niveles de terraza para disminuir el efecto de la pendiente. Una vez liberada la primera capa superficial, encontramos cuatro pisos a diferente nivel, pero todos ellos contemporáneos (Figura 5). El mal estado de conservación de las estructuras cercanas a la superficie, principalmente a causa del saqueo, hacía difícil establecer las asociaciones directas entre los pisos. A pesar de ello, hemos podido deteminar que la última fase de construcción corresponde a los pisos 1, 2, 3 y 4. El piso #1 es el más reciente y el más elevado de la zona de excavación, mientras que el piso #4 corresponde al solado de un corredor al norte de una pequeña plataforma.

En la mitad norte del cuadro B2 pusimos al descubierto una primera rampa que permitía el acceso de un nivel a otro. Enseguida, descubrimos que este espacio había sido utilizado en tres oportunidades, luego de realizarse remodelaciones del mismo sistema de rampas y niveles.

Esta primera fase de construcción comprendre una gran ambiente #1, en cuyo lado este existen tres otros ambientes y al norte un corredor. El área de trabajada tiene una extensión total de aproximadamente 300 m2.

La segunda fase de construcción corresponde a los pisos 5, 6, 7 y 8 (Figura 6). Liberamos la plataforma del ambiente #1 y los muros que dividían los ambientes 2, 3 y 4. De esta manera pusimos al descubierto un enorme patio que mide 12.5 metros de largo por 5 metros de ancho, así como una sucesión de rampas que dan acceso a los niveles 4, 5, 6 y 7. También se descubrió una banqueta contigua al sistema de rampas.

En asociación al nivel del piso #5 hallamos la única ofrenda in situ; se trata de un canchero con cabeza de felino (Lámina 3; Figura 6).

Todo el material encontrado entre los pisos #1 y #7 puede atribuirse a la ocupación Moche III (Figura 7). El tiempo comenzaba a agotarse cuando continuábamos nuestra excavación en la mitad norte del cuadro B2. Nos concentramos en el ambiente #6. El muro de contención que delimitaba el ambiente #6, y que al mismo tiempo lo separaba de los ambientes más al sur, constituyó el límite sur de nuestra intervención (Figura 8). Hicimos una excavación vertical con la finalidad de identificar y documentar los pisos subyacentes y sobre todo de verificar la presencia de un nivel Gallinazo.

En una primera etapa, pusimos al descubierto los pisos 8, 9, 10 que están asociados a una misma fase de construcción. Todos los objetos diagnósticos son atribuíbles a la cultura Moche, y algunos picos pueden ser considerados como Moche III temprano (Lámina 4).

Durante la segunda y última etapa, descubrimos los pisos 11, 12 y posiblemente el piso 13, sin que hayamos alcanzado el suelo estéril (Figuras 9 y 10). A falta de tiempo, debimos parar nuestros trabajos. Una capa de ceniza sobre el piso 11 nos permitirá fechar este nivel y corroborar la fecha con los diversos objetos pertenecientes a la fase Moche III. Por tanto, no hemos encontrado un nivel Gallinazo en esta zona, y según nuestros cálculos, no faltaría más que aproximadamente un metro antes de llegar a la capa estéril.

De manera general, este sector corresponde a un amplio sistema de terrazas o niveles a los cuales se accede por medio de rampas. Estos niveles fueron habilitados por medio de muros pequeños para formar ambientes, patios, corredores y banquetas. Los muros de contención paralelos que se extienden en el eje este-oeste no están nunca muy alejados unos de otros. Estos muros, al igual que los elementos arquitectónicos, tales como las rampas y las banquetas, tienen por principal función reducir la pendiente real de este sistema arquitectónico.

La principal característica de este sistema abierto es la propiedad de los pisos puestos al descubierto. Podemos igualmente agregar la calidad del acabado exterior, con un excelente enlucido sobre los muros de contención, así como todos las caras de los muros expuestos, como por ejemplo los muros de las rampas. Esta propiedad y la calidad del acabado, combinados a la amplitud de este conjunto arquitectónico, nos inducen a considerarlo como un espacio administrativo que dominaba la planicie vecina; su localización al pie de una imponente Huaca pintada con motivos de guerra (ver Wilson 1988: 211) le confieren gran importancia.

El límite este de nuestra área de excavación podría corresponder a un corredor que delimitaba el espacio arquitectónico (Figura 6). La existencia de un segundo complejo al este del corredor podría permitirnos un mejor entendimiento sobre la división del espacio en este sector de la Terraza Norte. Hemos previsto de hacer una nueva intervención en este sector durante la temporada del 2001, con la finalidad de verificar los sistemas de circulación entre diferentes zonas de la terraza, y sobre todo excavar hasta alcanzar el suelo estéril, para así poder precisar si hubo o no una ocupación Gallinazo en este sector.

La zona noreste
Ante la complejidad de la excavación en la zona noroeste, y debido a las dificultades para alcanzar las capas más profundas, seleccionamos una segunda área de excavación, en la parte noreste de la Terraza Norte. Esta segunda área de excavación es la zona más baja del sector, por lo que consideramos que la excavación nos permitiría alcanzar el suelo estéril.

Delimitamos un área de 10 X 10 metros que ocupa la esquina sureste del cuadro B4 (Figura 11). Inicialmente consideramos la posibilidad que se trataba de un área de producción. Esto se debía a una presencia en cantidad inusual de ceniza en la superficie. La limpieza de los escombros superficiales desmintió esta idea; la ceniza mezclada con los escombros de huaqueros correspondían a fenómenos recientes.

Una vez retirada la capa superficial, aparecieron los restos de dos pisos enlucidos muy mal conservados. Lo primero que llamó nuestra atención fue la orientación noroeste-suroeste de los límites de ambos pisos, comparada con la orientación general norte-sur de las construcciones Moche de la zona noroeste. La superficie circundante de los ambientes definidos por ambos pisos, es irregular y no necesariamente bien nivelada. El escaso material cerámico diagnóstico que estaba asociado corresponde a vasijas que deben fechar para el período Tanguche.

Es posible que los pisos de esta ocupación superficial hayan correspondido a lugares de habitación de agricultores de una ocupación Tanguche, aunque por el momento no es posible establecer su grado de contemporaneidad con los ocupantes de la Terraza Este, que describiremos más adelante.

Debajo de los pisos arriba descritos, apareció una sucesión de pisos que se extendían, a diferentes niveles, a lo largo de la excavación. Lamentablemente los pisos más cercanos a la superficie estaban bastante deteriorados, lo cual dificultó inicialmente su correlación. El piso #4 es el mejor conservado de los pisos superficiales, y presenta tres niveles que descienden en dirección al muro perimétrico norte. Es precisamente cortando el piso del nivel más bajo que se encontró la tumba # 3, parcialmente disturbada por los huaqueros. Es posible que esta tumba corresponda una ocupación posterior a la fase Moche III. Será necesario un análisis detallado de los materiales asociados a los rellenos que separan los pisos #2 y #3, pero existen algunos indicios que nos llevan a considerar la existencia de una ocupación de la fase Moche IV en este sector. Esto plantea la hipótesis de una ocupación superficial más tardía que Moche III, idea por confirmar durante la temporada 2001.

En la mitad este del cuadro de 10 X 10 metros excavamos debajo del nivel correspondiente al piso #4. Retiramos una gruesa capa de relleno, compuesta por los restos de una construcción desmontada y una cantidad excepcionalmente extraodinaria de restos orgánicos, vegetales y animales, así como restos de textiles, de cestería, por citar algunos. Entre los fragmentos de cerámica, contamos con la presencia de un número significativo de vasijas de probable uso doméstico, pero también hemos recuperado varios picos de estilo Moche III. Debajo de esta capa rica en materiales, pusimos al descubierto una serie de ambientes delimitados por muros de contención anchos y muros de división delgados. Los diferentes ambientes no están siempre al mismo nivel, pero por asociación directa, todos se relacionan al mismo piso #5. Algunos muros, particularmente el muro ancho al este de nuestro cuadro de excavación, estaba desmontado hasta la base, observándose las huellas de la trama de los adobes levantados. Algunos muros de división tenían hasta cerca de 1.5 metros de altura conservada. El acabado está hecho de enlucido fino de barro sin pintura.

Uno de los ambientes mejor conservados se ubica en el lado sur de la excavación; se trata del ambiente con nichos. Efectivamente, en el muro oeste de este espacio cuadrangular, existen cuatro nichos rectangulares. Al igual que los muros, los nichos estaban enlucidos; en el techo de los nichos, el enlucido recubre las cañas que trabajan a manera de lintel. Se tomó una muestra de caña del nicho #2 (el segundo de sur a norte), para poder efectuar fechados radiocarbónicos. Se observó la presencia de huellas de combustión cerca de las esquinas opuestas del lado oeste de este ambiente, tanto en el piso como en la pared abajo de los nichos. Hay que señalar que los pisos habían sido cuidadosamente limpiados antes que se rellenaran estos ambientes. Es más, la ausencia de sedimentos finos sobre los pisos, indica que estos espacios no estuvieron expuestos a la intemperie antes de ser recubiertos por la nueva fase de construcción.

Otras habitaciones ubicadas al norte del ambiente con nichos son pequeños; algunos de ellos presentan divisiones interiores, a manera de cubículos. A pesar que el relleno que cubría esta arquitectura presentaba abundantes materiales, no hubo ningún material asociado al piso de estos ambientes. La forma de esta arquitectura sugiere sin embargo la presencia de áreas de almacenamiento.

En el cuarto al norte del ambiente con nichos, excavamos debajo del piso #5. Pudimos registrar dos pisos más, uno de ellos muy deteriorado, que podemos asociar a una fase constructiva previa, de la que conocemos aún muy poco. Debajo de estos dos pisos, encontramos una capa de arena. Inicialmente, consideramos que esta capa correspondía a un relleno constructivo. En su parte superior hallamos algunos cuantos fragmentos de adobes, así como pocos restos cerámicos. A medida que nuestra excavación se hacía más profunda, los restos de cultura material se hacían escasos. Pudimos igualmente observar que la cerámica era algo diferente de la que encontramos en los rellenos superiores. Sólo encontramos fragmentos de vasijas domésticas, pero no podemos afirmar que esta no pertenezca a la cultura Moche. Decidimos parar nuestra excavación al interior de este ambiente a un metro y medio debajo del piso #4. A esta profundidad los restos culturales eran prácticamente inexistentes.

Con la finalidad de verificar si efectivamente habíamos alcanzado la capa estéril, decidimos hacer un sondeo, que ubicamos entre el exterior del muro ancho al este y límite de nuestra área de excavación, aprovechando la existencia de un forado pequeño en el piso. Esta pequeña excavación confirmó la presencia del suelo estéril, que habíamos previamente registrado en la excavación del ambiente adyacente. En este caso, la capa estéril se encontró unos 50 centímetros más de profundidad, lo que se explica por la fuerte pendiente en esta parte de la Terraza Norte. La escasa cerámica proveniente de los niveles más profundos se limita a unos pocos fragmentos no diagnósticos, que probablemente corresponden a vasijas domésticas. La descripción y el análisis comparativo de este material ayudarán a determinar si corresponde a la cultura Moche. Bajo el piso #7, en la parte más profunda de la excavación, directamente sobre la arena del suelo estéril, tomamos una muestra de carbón proveniente de una concentración de restos vegetales quemados, con la finalidad de obtener un fechado radiocarbónico, que nos puede ayudar a precisar los inicios de la ocupación en la Terraza Norte (Figura 4).

En resumen, esta zona nos ha permitido verificar la ausencia de una clara ocupación Gallinazo que precede a la ocupación Moche. Desde las primeras capas de la superficie hasta la capa de arena estéril, que se encuentra a 4.70 metros de profundidad desde el punto más alto de esta excavación, no hemos observado la presencia de materiales ni de construcciones que puedan asignarse a la cultura Gallinazo.

Es posible adelantar la idea que la habilitación arquitectónica de la Terraza Norte es el resultado de la ocupación Moche en el sitio El Castillo. Es también muy posible que las construcciones que ocuparon este flanco septentrional del sitio se remonten a los inicios de la ocupación Moche del valle de Santa. Será importante verificar esta conclusión efectuando al menos otra intervención en el sector noroeste de la Terraza Norte.

La trinchera sur-norte
Con la finalidad de comprender la contrucción del sistema de terrazas que componen la Terraza Norte, establecimos una trinchera de dos metros de ancho, con eje orientado de norte a sur (Figura 4). Este trinchera se extendía desde la parte baja de la terraza hasta el muro de contención que limita por el sur con las construcciones de la cima de la colina. La estrategia consistió en remover los escombros que cubrían las estructuras de adobe, con la finalidad de definir cada uno de los niveles de terrazas u otras instalaciones arquitectónicas. A pesar del ancho de la trinchera, los resultados de este esfuerzo no fueron tan concluyentes como esperábamos. Esto se debe principalmente a que los muros y los pisos cercanos a la superficie están mal conservados, como también a la existencia de una cantidad importante de pozos de huaquero. A pesar de ello, hemos podido establecer al menos cuatro grandes niveles, en los cuales se construyeron otras instalaciones. Es más, hacia el este de la trinchera pudimos definir mejor un nivel intermedio, al cual se estaban asociadas dos hornacinas y los restos de una habitación (Figura 4).

La trinchera oeste
Realizamos una trinchera en el flanco oeste de la Terraza Norte, con la finalidad de delimitar claramente el límite de la terraza y de registrar el muro de contención del lado occidental (Figura 4). A pesar del esfuerzo desplegado para la excavación en el flanco occidental, que presenta una pendiente de más de 45°, no pudimos localizar ni la cabecera ni la base del muro de contención del lado oeste. Tal como se aprecia en el dibujo de planta del levantamiento que efectuamos en la Terraza Norte, el borde es bastante irregular y está muy erosionado. A juzgar por la presencia de adobes sueltos en la superficie de la pendiente arenosa, es muy posible que el muro se haya desprendido de su posición original. Además, hay que señalar que a un momento dado, los deslizamientos de arena ponían en peligro la integridad de nuestro personal, por lo que decidimos recubrir la trinchera.

El sector al oeste de la huaca con murales
Con la finalidad de entender la naturaleza del muro que divide la Terraza Norte del sector monumental, decidimos seguir el muro que se encuentra en la parte posterior de la Huaca con murales, hacia el oeste, y aprovechamos para limpiar un pozo de huaquero dentro del cual se podía observar un relleno que contenía cerámica pre-Moche, de la época Gallinazo, también conocido como el período Suchimancillo en el valle de Santa (Wilson 1988). La colección de artefactos proveniente de la limpieza de este pozo de huaquero está compuesta principalmente por cerámica doméstica, tal como se indica en el catálogo correspondiente (Anexo 1). No hemos considerado la posibilidad de retornar a esta área de El Castillo durante la próxima temporada del 2001.

Pequeñas intervenciones
Hemos realizado dos pequeñas intrvenciones en el nivel intermedio, resultado de la limpieza en la gran trinchera norte-sur. Cerca de la trinchera, pusimos al descubierto dos hornacinas adosadas a un muro de contención en el cuadro E3 (Figura 4). Al interior de una de las hornacinas se hallaron varios fragmentos textiles, así como restos orgánicos. Es posible pensar que los niveles superiores de la Terraza Norte pudieron servir como espacios habitables por quienes habrían dirigido las actividades administrativas en la parte baja.

Siempre asociada al mismo nivel de terraza, pero a más de 25 metros al este de la trinchera, se puso parcialmente al descubierto una habitación, localizada en el cuadro E4 (Figura 4 y Figura 13). Este ambiente está adosado a un muro de contención, cuya altura corresponde a un contrapaso relativemente alto (50 cm). Este ambiente fue construido posteriormente respecto a otros muros de contención subyacentes. Las dimensiones de esta pequeña habitación son 2.40 X 1.70 metros. Los objetos recuperados en este sector de trabajo parecen más recientes que los hallados en los otros dos sectores de excavación, situados más al norte en la terraza. Varias piezas cerámicas fechan para la fase Moche IV. También hemos podido identificar algunos pequeños fragmentos de cerámica que pueden corresponder a la fase Moche V, en particular un pequeño fragmento de borde con almenas que pertenece un florero (ver Shimada 1994: 196, fig. 8.11, que presenta un borde similar).

Las tumbas

Tres entierros fueron excavados en la Terraza Norte. La tumba #1 está asociada al muro de contención norte que delimita la esquina noroeste de la Terraza Norte. Esta tumba se localiza en el cuadro B1 (Figura 4). Las otras dos tumbas provienen del área de excavaciones del cuadro B4 (Figura 11) y ambas parecen posteriores a la ocupación Moche III.

Tumba #1
La posición de esta tumba es bastante particular. Se trata de un entierro primario; el esqueleto estaba adosado al muro exterior que delimita el lado norte de la habilitación monumental de la Terraza Norte. La fosa de la tumba cortó parte del muro de contención así como un piso. En una primera fase de la excavación se pusieron al descubierto varias vasijas domésticas, entre las cuales había una gran tinaja (Figura 14) La segunda fase de la excavación permitió comprender mejor la posición anatómica del esqueleto (Figura 15). Se trata de un individuo de sexo masculino, colocado en posición sentada y adosado a la pared de la fosa. Debido al corte de la pendiente, el cráneo se encontró fuera de posición anatómica al momento de la excavación, pero por la posición de las primeras vertebras cervicales, es posible que el rostro estuviera orientado hacia el norte. El cuerpo fue envuelto por un tejido grueso, confeccionado con algodón pardo; este envoltorio fue atado con soguillas. La mayoría de las ofrendas se encontraban alrededor de los miembros inferiores. Hemos encontrado 11 vasijas, entre las cuales hay dos botellas asa estribo, estilísticamente pertenecientes a la fase Moche III (Lámina 5). En cuanto a los otros ceramios, se trata en su totalidad de vasijas domésticas, sin decoración, que presentan varias formas y formatos (Figura 16). Se reconocen pequeños cántaros, dos grandes cántaros, así como ollas cuya forma es muy similares entre ellas, pero con formatos ligeramente diferentes. Esta tumba es singular en la medida que asocia claramente vasijas domésticas con dos ceramios pintados de muy buena calidad.

Es posible que esta tumba corresponda a una ofrenda que se efectuó durante la parte final de la construcción del sistema de terrazas del nuevo sector habilitado por los Moche. La posición especial del entierro apoya esta proposición. La asociación de dos vasijas rituales a nueve vasijas domésticas, un fenómeno bastante raro en el valle de Moche, podría ser una característica de la ocupación Moche en el valle de Santa. Con respecto a este punto, es importante indicar que en tres de las tumbas descubiertas por Donnan en los años sesenta, hubo cerámica doméstica asociada a cerámica pintada (Donnan 1973: figs. 13, 15 y 18).

Esta tumba de la fase Moche III es ciertamente intrusiva y posterior a la habilitación de la Terraza Norte. Podría estar asociada a la parte final de la construcción de la terraza, la que es probablemente una obra de los primeros Moche que ocuparon esta parte de la colina.

Tumba #2
Este entierro estaba completamente disturbado. Se trata de hecho de varias partes de esqueleto humano, probablemente un solo individuo, que se encontraron en un radio de 3 metros. La mayor parte se halló al interior de una fosa alargada, orientada de norte a sur, que corre de manera más o menos paralela al muro perimétrico norte de la terraza (Figura 11). Al interior de esta fosa se encontraban los restos de la caja toráxica, del brazo izquierdo y el cráneo, cuya parte frontal estaba orientada hacia el sur. Un metro al sur, al remover los escombros al interior de un pozo de huaquero, se encontraron algunos huesos de las piernas, así como los huesos del brazo derecho; los fémures estaban todavía articulados a la pelvis. Dos metros al oeste, entre los escombros de superficie, hallamos un tibia aislado. A pesar que la tumba está completamente disturbada, es interesante observar el buen estado de conservación de los huesos, muchos de los cuales estaban articulados y unidos por ligamentos. Efectuamos un croquis de planta, que no incluimos en este informe, así como el registro fotográfico correspondiente. Esta decisión se tomó debido a que el esqueleto del individuo enterrado estaba completamente removido de su posición original, y que ninguna ofrenda se encontraba junto con él. Se trata muy probablemente de un entierro posterior a la ocupación Moche, que podría atribuirse al período Tanguche o al período Tambo Real.

Tumba #3
Este entierro se encontró cerca del límite norte de la Terraza Norte; se trata de un individuo que fue inhumado al interior de una pequeña fosa estrecha (Figura 17). Asociada a uno de los últimos pisos de ocupación, esta tumba podría corresponder a un entierro post-Moche III. Los fragmentos e improntas de un tejido grueso de fibra vegetal indican que el individuo fue enfardado y colocado en posición extendida, de cúbito dorsal, orientado de norte a sur. Los brazos estaban extendidos, con las manos cruzadas sobre la pelvis. La cabeza se localizaba en el lado sur, y el rostro estaba orientado hacia arriba. El estatus social de este individuo no debió ser elevado, puesto que el grupo que lo inhumó no juzgó necesario depositar vasijas o un collar como ofrenda.

A manera de conclusión, probablemente que la ausencia de tumbas Moche bajo los pisos bien consevados en las dos zonas excavadas es una indicación del carácter administrativo de la parte baja de este sistema de terrazas y diferentes niveles que hemos denominado TERRAZA NORTE. La única tumba Moche se encontró al exterior de esta habilitación arquitectónica. El individuo allí enterrado, adosado al muro perimétrico norte, podría corresponder a una ofrenda durante la consagración de este nuevo espacio monumental. Esta habilitación arquitectónica parece corresponder al primer esfuerzo de los dirigentes Moche con la finalidad de concretar su poder. Estos dirigentes tenían entonces una visión dominante del valle, que se perfilaba a lo largo de varios kilómetros de distancia.

TERRAZA ESTE (Lámina 2, Figura 18)

En este sector queríamos verificar la presencia de arquitectura ligada a una elite Moche. Era posible ver varios muros en la superficie. Seleccionamos una zona no muy distante del sector norte, y en la cual fuese posible delimitar fácilmente los contornos de un gran ambiente ubicado en el nivel intermedio. Liberamos rápidamente los muros visibles, confirmando así la existencia de un gran ambiente, cuyas dimensiones son 10.50 X 11 metros (Figura 18). Enseguida, con la finalidad de entender mejor la construcción del espacio que rodeaba el gran ambiente #1 hacia el sur, excavamos un segundo ambiente, pero más estrecho que el primero (Figura 18). No excavamos la zona al sur del segundo ambiente, puesto no había ningún indicio de la existencia de una estructura en la superficie. Sin embargo, hemos limpiado un enorme muro ubicado más al sur (Figura 18). Este muro separa nuestra área de excavación de una terraza más baja. En efecto, limpiando la fachada sur de este muro, hemos descubierto lo que parece ser una rampa para permitir el acceso a dos zonas que tienen una diferencia de nivel de aproximadamente un metro. Este muro es la clara indicación de la existencia de una amplia red de ambientes y de patios en este conjunto de la Terraza Este. Los rasgos arquitectónicos sugieren que este conjunto fue la obra de un mismo grupo. ¿Cuál era la identidad de este grupo? A la luz de los objetos recolectados en superficie y en contexto, al igual que considerando la naturaleza y calidad de la construcción, consideramos que estamos frente a un grupo perteneciente a la cultura Tanguche. Frente a la magnitud de las construcciones en la Terraza Este, pensamos que el sitio El Castillo fue un sitio de gran importancia para este nuevo grupo.

En cuanto a los objetos recolectados, observamos la presencia de una cantidad importante de moldes (Lámina 6), así como de vasijas decoradas con estampado (Lámina 7) que son definitivamente de la cultura Tanguche. Podemos igualmente adelantar, que esta ocupación está bastante ligada a la fase más antigua de la tradición Tanguche.

La construcción de los muros es de mala calidad, o al menos de una calidad bastante inferior a los construidos por los Moche en la Terraza Norte. La traza de los muros es sinuosa, lo que podría indicar la existencia de impactos post-ocupacionales (Figura 18). La calidad de construcción podría igualmente estar ligada a una clase media, a la función misma de estas habitaciones y demás espacios arquitectónicos, o simplemente a una regresión de la creación arquitectónica. Sin que por el momento podamos responder a esta pregunta, la presencia de varios moldes nos hace pensar que se trata de un lugar de producción. Entonces, sería posible que la construcción de las habitaciones y los talleres de los artesanos alfareros no necesitó del mismo cuidado que las habitaciones de la elite.

El perfil estratigráfico a lo largo del muro sur del ambiente #1 ilustra muy bien las remodelaciones realizadas, sin que permita distinguir la existencia de fases de ocupación distintas o que habrían abarcado varios siglos (Figura 19). Se nota la presencia de algunos pequeños cambios, entre los cuales hay por lo menos dos pisos y una zona de combustión. Una segunda área de combustión ocupaba la parte centro-oeste del ambiente #1 (Figura 18). Con la excavación de esta zona se pudieron definir dos pequeñas fosas que flanqueaban por el norte y por el sur la fosa principal del área de combustión, en la cual hemos tomado una muestra de carbón de madera. Esta muestra ha sido enviada al laboratorio Isotrace de la Universidad de Toronto, para obtener un fechado AMS. Esta fecha permitirá una datación más precisa de la fase Tanguche.

La presencia de algunos objetos típicamente Moche se puede explicar por la presencia dominante de este grupo a lo largo de varios siglos en la colina de El Castillo. Sin embargo, los sondeos efectuados en este nivel de la Terraza Este indican la existencia de una sola ocupación principal, y esta ocupación corresponde al período Tanguche. En consecuencia, es posible creer que la planificación y construcción de todo el sector denominado TERRAZA ESTE fue obra de los Tanguche, y que los Moche habrían ocupado muy poco esta zona.

Comentarios

Los resultados de nuestra intervención son a la vez abundantes y prometedores. La conservación en el sitio El Castillo es simplemente excepcional. Gracias a ello, será posible efectuar el estudio de los restos humanos, los restos orgánicos vegetales y animales, los textiles y la cestería, cuya integridad en los sitios arqueológicos Moche no es siempre la mejor. Estos estudios comenzarán en la temporada del 2001. La Terraza Norte ha permitido reconocer una habilitación arquitectónica imponente, compuesta por un número hasta ahora indeterminado de niveles. Durante nuestros trabajos hemos auscultado uno de ellos, el más bajo, al mismo tiempo que poníamos definíamos algunas pequeñas estructuras en un nivel intermedio. En la zona noroeste hemos puesto al descubierto un sistema de banquetas y de rampas adosadas a muros de contención, que servían para disminuir el efecto de la pendiente en este flanco de la colina. En los pisos más profundos hemos encontrado indicios Moche III que podrían corresponder a una etapa de transición con la fase Moche II. Es posible entonces considerar la posibilidad de un arribo más antiguo de los Moche al valle de Santa. Una fecha radiocarbónica de una capa de ceniza y carbón asociada al piso #11 debería corroborar esta llegada adelantada de los Moche a este valle. Además, las cuatro fases de construcción del sistema que asociamos con actividades administrativas, registran suficientemente los cambios en la cultura material, como para reconocer al menos dos fases culturales: una fase temprana Moche III y una fase tardía Moche III. Un segundo fechado proveniente de la segunda fase de reconstrucción, más reciente, debería indicarnos la profundidad temporal de la ocupación Moche III en el sector noroeste.

La principal contribución en el sector noreste es la localización de la capa estéril bajo la ocupación Moche. Se puede de este modo confirmar la ausencia de una ocupación Gallinazo en esta sección de la Terraza Norte. Dos fechas radiocarbónicas permitirán confirmar la sucesion estratigráfica y correlacionar con precisión las fases de ocupación de estas dos áreas de excavación en la Terraza Norte. Esta correlación deberá apoyarse en un análisis comparativo de las colecciones cerámicas y de las otras categorías de objetos. Este trabajo será iniciado en la temporada 2001.

En cuanto a la Terraza Este, nuestra intevención nos permitió descubrir una construcción Tanguche que forma parte de un enorme conjunto arquitectónico que se extiende en todo el flanco este de la colina. Una muestra de carbón proveniente de un fogón central permitirá establecer de manera independiente una referencia temporal para la cultura Tanguche. La ausencia de una presencia Moche refleja poco interés por este flanco de la colina durante el dominio de esta parte del valle de Santa. Sin embargo, habrá de verificarse nuevamente esta ausencia en la parte baja de este sector, una tarea que será más fácil de ejecución puesto que las capas a excavar son menos gruesas que en la parte superior. Será igualmente menos difícil alcanzar la capa estéril.

C. Sector Huaca Ursias

Este sector, que cubre un área de aproximadamente 6 Km2, se localiza unos dos kilómetros al sur del sector El Castillo, en la margen izquierda del río Santa, en el departamento de Ancash (Figura 1). El sitio dominante y que da nombre al sector es un gran conjunto platafórmico (Guad-128; Cf. Wilson 1988: 212), cerca del cual se localizan otras dos pequeñas plataformas, cinco sitios de habitación y tres cementerios Moche (Figura 2). Dos sitios de habitación en este sector revisten particular importancia para los fines de nuestro estudio: el sitio denominado 170 por Donnan (1973) o Guad-127 por Wilson (1988) que presentaría una ocupación correspondiente a la fase Moche III y el sitio Guad-121 de Wilson (1988).

No fue posible visitar el sitio Guad-127, debido a que un grupo numeroso de huaqueros realizaba excavaciones clandestinas y también debido a que nosotros eramos sólo tres personas, mientras que entre los huaqueros se contaban por lo menos entre siete u ocho individuos. La segunda vez que intentamos regresar a este sitio, nos vimos nuevamente imposibilitados de hacerlo, debido a la presencia de una cantidad mayor de huaqueros. Comunicamos este incidente al representante del INC en Chimbote, quien estableció las coordinaciones correspondientes con la Policía Nacional del Perú. Lamentablemente, no pudimos intentar una nueva visita al sitio, esta vez debido a la estrechez del tiempo disponible. Es posible que hagamos una visita a este sitio durante la temporada del 2001.

Tampoco realizamos una evaluación del sitio Guad-130, que presenta también una ocupación Suchimancillo Tardío o Gallinazo. Wilson clasifica este sitio como un pequeño pueblo con cementerio para ambos períodos de ocupación: Moche y Gallinazo. Considera este autor que la densidad media de la población Moche es de 100 personas por hectárea, por lo cual la población Moche en este sitio de 3.20 hectáreas habría sido en total un grupo conformado por 320 personas; mientras que el componente Suchimancillo Tardío o Gallinazo de este sitio (LSUCH-147) que cubre un área de 3.25 hectáreas, habría tenido una densidad poblacional diferente, con un promedio bajo, por lo cual su población ha sido evaluada en 165 individuos. Será importante verificar el potencial de este sitio, que se encuentra a menos de un kilómetro al oeste del sitio Guad-128 (Huaca Ursias). Este pequeño sitio podría permitir el estudios de las relaciones entre Gallinazo y Moche. Hemos previsto efectuar una recolección de superficie y eventualmente la limpieza de los pozos de huaquero durante la temporada 2001.

Evaluación de sitios

Guad-120
Se trata de un pequeño cementerio que está localizado al norte de varios sitios monumentales. Este sitio fue objeto de una breve inspección que nos permitió confirmar la presencia Moche, tal como lo confirma los 16 fragmentos de cerámica en él recolectados (Anexo 1).

No se levantó plano alguno de este pequeño cementerio sumamente disturbado, que no presenta un interés directo en nuestro programa de estudios.

Guad-121 / PSUM 01
Este sitio está localizado en el extremo oriental del sector Huaca Ursias. Este sitio fue visitado al final de una larga jornada de reconocimiento e inicialmente reconocimos la parte oeste del sitio como el Guad-121. No habíamos notado en el trabajo publicado por Wilson en 1988 la existencia de una cercadura asociada a este sitio, toda vez que el plano de la misma no había sido publicada. Es de esta manera que pensamos que la cercadura ubicada a más de 150 metros al este constituía un nuevo sitio. Es de esta manera que denominamos el sector noreste de Guad-121 como el sitio PSUM-01. Descubrimos nuestro error de regreso en Montreal, luego de haber reexaminado la tesis de Wilson (1985) y no su publicación. Wilson describe en su tesis una estructura similar a la registrada por nosotros. No había duda que Guad-121 y PSUM-01 formaban parte de un solo sitio. Hemos catalogado los objetos provenientes de esta cercadura como pertenecientes a PSUM-01. Se trata simplemente de considerar PSUM-01 como el sector noreste de Guad-121.

La sección de este sitio considerada desde el inicio como el Guad-121 corresponde a un cementerio. La parte más baja está ocupada esencialmente por entierros Moche. La parte más alta está más bien asociada a una ocupación Tanguche. Hemos recolectado 120 fragmentos de cerámica, de los cuales 52 vienen de la parte baja (Anexo 1). Esta sección del sitio está sumamente disturbada; no efectuamos plano alguno de esta sección y no presenta un interés particular a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

El sector noreste -registrado como PSUM-01 en el campo- corresponde a una cercadura cuyo lado este está fuertemente afectado (Figura 20). Hemos dedicado el equivalente a dos días de trabajo, con la finalidad de hacer un plano de las estructuras, hacer una recolección de objetos diagnósticos en la superficie y efectuar la limpieza de pozos de huaqueo para verificar la presencia de varias capas de ocupación. Hemos recolectado 153 fragmentos de cerámica asociados a esta cercadura; 72 fragmentos provienen de la superficie general y los otros fragmentos vienen de una limpieza de pozo de huaquero unicada en un área donde pudimos delimitar en superficie tres ambientes (Anexo 1). La conservación de los materiales orgánicos de este sitio es igualmente bastante buena. Hemos recuperado varios restos de plantas (Anexo 2) y de moluscos (Anexo 3).

Debemos resaltar, a la luz de los objetos recolectados en superficie y los provenientes de la limpieza del pozo de huaquero, que la ocupación principal es Moche, y que el estilo de los objetos se aparenta con la fase Moche IV. Este sitio merece una atención particular, sobre todo considerando la eventualidad de estudiar el desarrollo de las cercaduras durante la fase Moche IV, mientras que la tendencia general es de asociar este desarrollo arquitectónico a la fase Moche V. Será entonces provechoso retornar brevemente a este sitio para poder limpiar por lo menos otros dos pozos de huaquero que nos permitirá establecer la secuencia de las ocupaciones, así como de tomar muestras para fechamiento radiométrico.

Guad-125
Este cementerio, situado en la parte baja, al suroeste del sitio Don-88, es difícil de asociarse a una sola ocupación. Hemos hallado vestigios Moche y Tanguche, pero la recolección se limitó a 22 fragmentos (Anexo 1).

No hemos levantado plano alguno de este pequeño cementerio, que está sumamente disturbado y que no muestra un interés directo a corto plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-128 - Huaca Ursias
Se trata de un sitio monumental localizado en la planicie bajo cultivo. Esta huaca ha sido intensamente saqueada y hemos podido constatar que los huaqueros están siempre activos en este sitio. Sin embargo, en la superficie se encuentran muy pocos artefactos. Las principales piezas cerámicas domésticas recolectadas, de los 28 artefactos provenientes de este sitio, son sobre todo Tanguche (Anexo 1). Por lo tanto, es difícil, sin hacer trabajos minuciosos de limpieza y excavación, asignar esta estructura a la ocupación Moche, tal como lo proponen Wilson (1988) y Donnan (1973).

El tamaño de los adobes no parece ser un buen indicador, como tampoco el empleo de un enlucido de color amarillo, que se encuentra sobre algunos muros perimétricos.

Este sitio merecería la atención de los arqueólogos, para poder comprender su organización espacial y para determinar quienes fueron los responsables de esta construcción. En vista del alto grado de destrucción debido al saqueo y la dificultad en identificar una zona poco disturbada, este proyecto deberá esperar, puesto que sobrepasa largamente las posibilidades de nuestro proyecto. Tampoco consideramos la posibilidad de efectuar limpieza alguna de este sitio, cuya posición en la planicie irrigada, seguirá siendo una incógnita para los arqueólogos. Unos 40 metros al suroeste de Huaca Ursias existe un segundo montículo, también intensamente saqueado. La gran escasez, por no decir la pobreza, de restos cerámicos en la superficie de esta segunda estructura monumental, constituye su principal caracteristica. Es posible que ambas estructuras sean contemporáneas, como también es posible que no correspondan al período Guadalupito.

Donnan-88 / Guad-124
Realizamos una breve intervención en este sitio monumental. Nuestro objetivo era confirmar la hipótesis enunciada por los investigadores que nos precedieron, según la cual esta construcción fue obra de los Moche. El sitio está situado en la cima de una colina. Podemos imaginar que los responsables nivelaron la cima y que habilitaron una plataforma, erigiendo esencialmente muros de contención en el perímetro. Efectuamos una limpieza en la fachada norte, en cuyo paramento externo se puede todavía observar los restos poco visibles de un pintura de color rojo. En la cima, limpiamos un pozo de huaquero al interior de un recinto. Los muros de este recinto descansan directamente sobre una capa de arena, por lo que constituye verdaderamente un elemento añadido. Es interesante notar la ausencia de cerámica pintada en este sitio. Por el momento no es posible asociar esta estructura a un grupo en particular, a pesar de una colección de 28 objetos de cerámica proveniente de este sitio (Anexo 1).

Este sitio no presenta a corto plazo ningún interés particular para nuestras investigacioens. No realizamos levantamiento alguno de este sitio, siendo el plano levantado por Donnan bastante adecuado (1973: Fig. 2).

Donnan-89
Este sitio está situado en el mismo eje que el sitio anterior, pero su altitud es más baja. Hemos efectuado la limpieza de varios pozos de huaquero, lo que nos permitió efectuar una pequeña trinchera de aproximadamente siete metros de largo por un metro de ancho. La posición de esta pequeña trinchera nos permitiría comprender la secuencia de construcción a partir del centro -donde se encuentra una pequeña plataforma- hacia el muro perimétrico exterior por el lado sur (Figura 21).

La estratigrafía de esta trinchera indica claramente la ampliación de la estructura hacia el sur, con la finalidad de modificar la dimensión de dos recintos adyacentes a la pequeña plataforma (Figura 22). Entre el muro original y el muro de la ampliación hemos encontrado un depósito de pequeñas vasijas, típicas de la fase Tambo Real Tardío. Al parecer estas vasijas se produjeron con el mismo molde, introduciéndose variaciones en el acabado (Figura 23). Otros elementos cerámicos hallados en las capas más profundas vienen a confirmar la filiación Tambo Real de esta estructura (Figura 24). Por lo tanto, debemos corregir la asignación de este pequeño conjunto arquitectónico que se había atribuido a la presencia Moche en el valle de Santa. La recolección de materiales diagnósticos indica que en toda la superficie se encuentra esencialmente cerámica de color gris o de color negro, cocida por reducción (Anexo 1). Además, no hay que olvidar la existencia de dos sitios del período Tambo Real Tardío -un pequeño sitio de habitación y otro similar con cementerio- registrados por Wilson (1988: 286), que están localizados a poca distancia, en la parte baja al sur y al suroeste del sitio Don-88.

Se ha previsto el análisis del material de este sitio durante la temporada 2001, así como la comparacion con el material contemporáneo en el valle, con la finalidad de afinar la posición cronológica de este pequeño conjunto arquitectónico, que podría fecharse para el período Chimú-Inca.

Donnan-185
Se trata de un espacio construido cuyos límites no se pueden precisar. Los muros descritos por Donnan (1973) son todavía visibles, pero la superficie no es rica en artefactos. Hemos recolectado 41 piezas de cerámica, siendo la mayoría fragmentos de vasijas domésticas (Anexo 1). Será necesario efectuar análisis morfológicos y técnicos a partir de los cuales esperamos poder determinar con precisión una presencia Moche en este sitio. Por el momento, ponemos en duda la atribución Moche de este sitio. Nuestra propuesta se apoya en los resultados preliminares de nuestra intervención en el sitio Don-89, al igual que en la naturaleza de la colección del sitio Don-186.

Este sitio está completamente disturbado y no presenta ningún interés directo a corto plazo en nuestro programa. Tampoco efectuamos un plano de este sitio.

Donnan-186
Este sitio se encuentra sobre una pequeña elevación que se encuentra abajo del sitio Don-88. La parte superior de esta elevación ha sido nivelada y está delimitada por muros cuyos vestigios son visibles en superficie. A estos restos se suman dos pequeños montículos, localizados en el extremo sureste y que constituyen los límites de este sitio ceremonial. La recoleccion de superficie nos ha permitido reunir una muestra cerámica compuesta principalmente por piezas que se pueden asignar a la cultura Tanguche. Una vez más, este sitio no indica una fuerte presencia Moche, sino más bien una ocupación débil de este sector. Es también muy probable que no hayan sido los Moche quienes construyeron esta plataforma.

Este sitio no necesita de una nueva intervención nuestra. Además, el plano proporcionado por Donnan (1973: Fig. 11) es suficiente, lo que explica porqué no juzgamos necesario de efectuar un nuevo plano. La colección de este sitio será estudiada con la finalidad de completar los datos del sitio Don-88 y establecer una contemporaneidad relativa.

Comentarios

El sector de Huaca Ursias ha sido objeto de una inspección extensiva de los sitios que podían documentar la ocupación Moche de la parte baja del valle de Santa. Los resultados preliminares en cuatro de los cinco sitios que han sido materia de una intervención sostenida, indican que podemos poner en duda su filiación Moche. Se trata de los sitios Guad-128 (Huaca Ursias), Don-88, Don-89 y Don-186. Sin embargo, varios otros sitios, en particular el sitio Guad-121 y otros pequeños cementerios son testigos de la presencia Moche en esta parte del valle. La localización del sitio Guad-121 es de suma importancia en la medida que está relacionada con la habilitación de canales de irrigación hacia el noreste. Es posible imaginar una ampliación del canal principal con la finalidad de alimentar nuevos terrenos para la agricultura. El sitio Guad-121, particularmente su sector noreste, donde se encuentra la cercadura, merece otra intervención. En esta nueva intervención limpiaremos al menos otros dos pozos de huaquero con la finalidad de establecer la antigüedad de la presencia Moche y posiblemente efectuar fechados de esta ocupación. Por otro lado, consideramos que el sitio Guad-130, en el cual se ha identificado una ocupación Gallinazo, será igualmente uno de los sitios donde centraremos nuestra atención durante la próxima temporada 2001.

D. Sector Huaca China

Este sector se encuentra también en la margen sur de la parte baja del valle, en el departamento de Ancash, unos 5 kilómetros al noroeste del sector Lacramarca (Figura 1). Abarca una extensión de aproximadamente 6 Km2. Su nombre se debe al sitio conocido como Huaca China (Donnan 1973), tambien Huaca Choloque (Uceda 1990) o Guad-132 (Wilson 1988), una construcción monumental que ocupa la parte alta de una colina aislada. Unos dos kilómetros al este de Huaca China, en las faldas nor-occidentales de Cerro Coishco, se ubican varios cementerios y por lo menos 5 sitios de habitación, revistiendo especial interés para nuestro estudio los sitios denominados Guad-133 y Guad-135 por Wilson (1988).

Evaluación de sitios

Guad-132 - Huaca China o Choloque
Desde un principio, no fue nuestra intención trabajar al interior del sector monumental de este sitio. Hemos más bien examinado el estado de conservación de estos vestigios arquitectónicos y también hemos comparado los tres planos disponibles que teníamos a la mano, que son los de Donnan (1973), Wilson (1988) y Uceda (1990). Después de una comparación minuciosa, consideramos que el plano de Uceda era el más conforme a los restos actualmente visibles en la superficie. Esta hecho es además lógico, si se considera que el plano más reciente es el realizado por dicho autor. La superficie al interior del monumento es muy pobre en materiales culturales, pero encontramos un pico de botella con engobe crema de tipo Moche IV encima de la estructura más alta.

Nuestros esfuerzos se concentraron en la parte suroeste del sitio, al exterior del recinto monumental. Primero realizamos una cuadriculación somera basada en un eje de base orientado de norte a sur, que establecimos con la ayuda de una brújula. De cada lado del eje seleccionamos los pozos de huaquero para limpieza. El pozo #1 fue rápidamente abandonado, ante la presencia de la roca madre. En cuanto a los otros cinco pozos de huaquero liberados, cuatro de ellos revelaron restos de construcción, principalmente muros de adobe, y el pozo #3 contenía los restos más o menos intactos de una sepultura.

El objetivo de esta limpieza era verificar el papel de los Moche en la construcción del recinto monumental circular de la cima de la colina, verificar la presencia Moche en el sector de habitación al exterior del gran recinto, así como verificar la existencia de algún cementerio de la misma época. Nuestros trabajos no permitieron identificar una verdadera capa de ocupación Moche. Sin embargo, la presencia Moche ha sido confirmada por el hallazgo de varios fragmentos típicamente Moche IV. Hay que admitir sin embargo, que la zona que hemos auscultado corresponde sobre todo a un área ocupada por grupos posteriores a los Moche. La forma de los adobes, así como la manera cómo los muros fueron levantados, son indicios que nos llevan a considerar que la estructura monumental es más tardía, que fue objeto de una construcción rápida y de pobre calidad. Además, la cerámica decorada es más frecuentemente de los estilos Tanguche y Tambo Real, que Moche. Los numerosos fragmentos de tejidos recuperados en la superficie señalan igualmente une ocupación post-Moche.

La conservación en este sitio es excepcional; además de los 370 fragmentos de cerámica (Anexo #1), las colecciones provenientes de este sitio incluyen piezas textiles, cestería, restos óseos humanos y animales, así como restos malacológicos (Anexos #2-#5).

Durante la limpieza del pozo de huaquero #3 pusimos al descubierto un entierro. Este descubrimiento nos tomó por sorpresa, puesto que al día siguiente iniciabamos nuestros trabajos en el sitio El Castillo, y era imposible completar la excavación de la tumba en un solo día. Decidimos entonces liberar los mates y las cinco vasijas asociadas a esta sepultura; las ofrendas se encontraban en la parte superior de la fosa, sobre la cabeza, así como a los pies del individuo (Figuras 26-27). Estas vasijas son típicas de la cultura Tanguche, pero reflejan también una gran variedad de estilos. El cántaro y el cuenco pintado son típicos de la tradición Tricolor; hay también una olla pequeña con decoración estampada; otros dos ceramios, prácticamente idénticos, son los platos trípode, cocidos por reducción, de color negro y con acabado pulido, una técnica que será muy popular en la época Chimú.

Regresamos al sitio para completar la excavación de esta sepultura al final de nuestra temporada, en el mes de agosto del 2000. Afortunadamente nadie disturbó nuestra área de excavación durante nuestra ausencia. Hay que indicar que esta, como todas las limpiezas o excavaciones que hemos realizado en el valle de Santa fueron recubiertas. Excavamos el esqueleto en dos fases (Figuras 28-29). Durante la primera fase, expusimos al máximo posible los huesos del individuo enterrado, con la finalidad de comprender bien su posición y poder efectuar el registro correspondiente. La posición es bastante especial, puesto que el cuerpo adoptó una posición algo cortorsionada. El esqueleto estaba ligeramente apoyado sobre su costado derecho y prácticamente toda la pelvis estaba volteada hacia abajo, contra el suelo. Las piernas fueron dobladas y recogidas contra el tronco; inicialmente se podía observar sólo el fémur izquierdo; los otros huesos de las piernas se pusieron al descubierto durante la segunda fase, después de retirados los huesos del esqueleto tronco. Ambas manos cubrían el rostro del individuo, a juzgar por los huesos metacarpianos adheridos a un mate que cubría la parte frontal del cráneo, orientado hacia el noroeste. Un collar de cuentas discoidales fabricadas con concha rodeaba el cuello del individuo enterrado (Figura 28). Junto a los huesos del pie derecho, se encontró un fragmento de vasija doméstica. Al levantarse los huesos de los miembros superiores e inferiores, aparecieron los restos muy deteriorados de un tejido llano y de un petate. El fondo de la fosa de entierro estaba cubierto por una capa muy fina de sedimentos de arcilla, en la cual se podía aún observar las improntas de cuerda que envolvían el fardo funerario.

La posición y la distribución de los huesos sugieren que el individuo habría sido envuelto por al menos un tejido llano de algodón y un tejido grueso de fibra vegetal; el fardo fue colocado al interior de una fosa, que intruyó desde la superficie, cortando dos pisos Tanguche.

Hemos previsto realizar un estudio descriptivo y comparativo de esta tumba durante la temporada 2001. Se tomarán muestras de algunos elementos orgánicos, con la finalidad de efectuar dataciones radiométricas de esta sepultura.

No hemos previsto regresar a este sitio. El misterio sobre la identidad de los verdaderos constructores del recinto monumental circular seguirá vigente. Sin poder asociarlo de manera definitiva a los Moche, los datos sobre su presencia en este sitio y sus alrededores sostienen la idea que se trató de un lugar de inhumación y posiblemente de un pequeño centro local.

Guad-133
Este sitio se encuentra próximo al sitio Huaca China. En su extremo este se conservan los restos de muros de adobe. Estos vestigios podrían permitir un estudio de arqueología doméstica, toda vez que se trata probablemente de la vivienda de una familia Moche que construyó su hogar en este lado del sitio. Nuestra intervención se limitó a una recolección de superficie. Nuestra colección de este sitio, compuesta por 29 fragmentos, refleja una fuerte presencia Moche (Anexo 1).

La presencia Moche en el sitio Guad-133 puede apoyar la posibilidad de considerar que los constructores del gran recinto monumental de Huaca China fueron también Moche. No hemos considerado la posibilidad de trabajar en este sitio, razón por la cual no hemos efectuado un plano detallado del mismo.

Guad-134 / Ocupación Gallinazo
Este es uno de los pocos sitios de este sector en el que Wilson registró una doble ocupación Gallinazo y Moche. Hemos realizado una recolección de superficie, privilegiando las piezas diagnósticas o analizables. De esta manera, recogimos un total de 66 fragmentos de cerámica (Anexo 1). Nuestra breve intervención nos ha permitido confirmar las conlusiones de Wilson. La cerámica Gallinazo o Suchimancillo está principalmente representada por ollas sin cuello; por lo general, la superficie externa de las vasijas es de color marrón y está pulida.

Este sitio está sumamente saqueado y presenta poco interés para el desarrollo de nuestras investgaciones. No hemos prevista retornar a este sitio, del cual tampoco levantamos un plano.

Guad-135
El sitio Guad-135, localizado en el sector Huaca China, era uno de los más intrigantes para nosotros, razón por la cual trabajamos el equivalente a dos día en él. La principal razón era la presencia de une cercadura. Wilson consideró este recinto como corral para camélidos. No hemos encontrado restos de camélidos o de coprolitos que puedan apoyar esta hipótesis. Hay que agregar que esta estructura ha sido saqueada intensamente, inclusive antes que Wilson efectuara su registro. Desde entonces, los huaqueros continuan con el saqueo en este sector denominado Santa Cruz por los pobladores locales. La cercadura ocupa la parte centro-sur del sitio, y fue construida casi exclusivamente con adobes. Dos enormes pozos de huaquero han destruido completamente la parte central al interior de la cercadura. Hemos examinado cuidadosamente el interior de esta estructura y recolectado todos los indicios que nos permitirán identificar la identidad cultural de sus ocupantes.

Hemos igualmente examinado un segundo conjunto arquitectónico, situado en la parte nor-central del sitio. Este conjunto fue construido de una manera distinta a la cercadura. Sus constructores han utilizado adobes, una gran cantidad de mortero de barro así como grandes bloques de piedra. Parece que algunas secciones de los muros fueron levantadas únicamente con piedras. Hemos realizado una recolección sistemática de superficie en este conjunto arquitectónico. Nuestra primera impresión es que se trata de una ocupación distinta de una ocupación Moche, muy probablemente del período Tanguche.

Será pertinente invertir una semana de trabajo en este sitio, con la finalidad de completar el plano de Wilson (1988: 209), que por el momento parece bastante adecuado, así como para comprender bien las dos ocupaciones del sitio. Será igualmente importante tomar muestras para fechar estos dos conjuntos arquitectónicos. El estudio del tema de las cercaduras en el valle de Santa podría así apoyarse en por lo menos dos sitios: Guad-135 y Guad 121.

Hemos recolectado un total de 136 fragmentos de cerámica que representan una ocupación Moche en la cercadura del lado sur de sitio, así como en su extremo meridional, que podría corresponder a un pequeño pueblo (Anexo 1). Este sitio tiene prioridad a mediano plazo dentro de nuestro programa de investigaciones.

Guad-136
El sitio Guad-136 es sin duda el cementerio Moche más extenso de la parte baja del valle de Santa. Lamentablemente, está intensamente saqueado; durante nuestra visita al sitio nos cruzamos con jóvenes huaqueros que se dedicaban a buscar chaquiras… Hemos recolectado una muestra conformada por 59 fragmentos de cerámica, que confirman la presencia Moche en la vertiente occidental del Cerro Tambo Real (Anexo 1).

No consideramos la posibilidad de regresar a este cementerio, en el corto plazo. En este sitio debería hacerse un inventario sistemático, ligado a un proyecto en el sitio Guad-135 que se encuentra del lado este del Cerro Tambo Real.

Guad-137
Se trata de un espacio habitacional completamente destruido. Hemos recogido 21 fragmentos de cerámica que confirman la presencia Moche en este sector (Anexo 1). Este pequeño sitio no presenta, a corto plazo, ningún interés en nuestras investigaciones.

Guad-139
Situado inmediatamente al sur de Guad-137, este pequeño cementerio está bastante saqueado, habiéndose recogido solamente 9 fragmentos de cerámica en la superficie (Anexo 1). Los vestigios confirman la presencia Moche. No hemos previsto retornar a este sitio en el corto plazo.

Guad-141
Este pequeño cementerio está muy saqueado y no presenta mayor interés en el marco de nuestras investigaciones. Hemos recolectado 8 fragmentos para apoyar la presencia Moche en este sector (Anexo 1).

Guad-143 / Cementerio
Este pequeño cementerio, muy saqueado, está localizado cerca del cementerio Guad-141. Este sitio no presenta ningún interés para nuestro programa de investigaciones. Hemos recolectado únicamente 4 fragmentos para apoyar la presencia Moche en este sector, marcado por numerosos pequeños cementerios (Anexo 1).

Guad-155
Situado en la parte sur de esta amplia planicie al oeste del Cerro Tambo Real, este pequeño cementerio está sumamente disturbado. Hemos recolectado 4 fragmentos, de los cuales uno corresponde a un borde de olla Chimú, cocida por reducción (Anexo 1). No es evidente asociar este cementerio a una presencia Moche. No hemos considerado retornar a este sitio en un futuro inmediato.

Guad-156
Hemos recolectado 2 fragmentos de cerámica de la cultura Chimú en este espacio considerado como un cementerio Moche (Anexo 1). Habrá que verificar su filiación cultural, lo que implicaría retornar a esta área con la finalidad de proceder a una intervención más intensiva. Sin embargo, a falta de tiempo, este sitio no será nuevamente visitado en el marco de nuestro proyecto.

Comentarios

Para el conjunto del sector Huaca China, el sitio epónimo constituye siempre un enigma. Sin embargo, hemos puesto al descubierto una sepultura Tanguche. Por otro lado, nuestros trabajos en la parte exterior del gran recinto nos ha permitido verificar la buena conservación de la cultura material, cuya degradación se debe principalmente al saqueo intensivo y regular al que el sitio ha sido sometido.

Un segundo sitio en importancia en este sector es el Guad-135, en la localidad de Santa Cruz. Habremos de regresar con el objetivo de aclarar la existencia de las dos ocupaciones e igualmente para fecharlas. Se ha confirmado ampliamente la presencia Moche en este sector, sin embargo no es posible atribuir a los Moche la construcción del gran recinto circular con muros dobles que corona el pequeño cerro, sitio el cual varias personas se placen en llamar Huaca Choloque.

E. Sector Lacramarca

Este sector abarca una extensión de aproximadamente 8 Km2 y se ubica en la margen sur de la parte baja del valle, al oeste de la desembocadura de la quebrada Lacramarca, en el departamento de Ancash (Figura 1). El sitio más importante del sector, denominado Guad-192 por Wilson (1988: 207), está ubicado en la parte central, en el punto de convergencia de dos caminos que podrían datar de la misma época (Figura 2). Alrededor de este sitio se ubican varios otros lugares de habitación y cementerios. Llama nuestra atención una serie de 10 sitios de habitación y un cemeterio alineados junto al límite del área agrícola actual, aproximadamente a unos tres kilómetros de distancia al este del Guad-192.

Evaluación de sitios

Guad-176
Este sitio ocupa una posición estratégica para comprender el establecimiento de los campesinos Moche en el sector de Lacramarca. En efecto, este sitio domina el canal de irrigación que será luego modificado, con la finalidad de irrigar las tierras ubicadas más al sur. Podemos imaginar cómo, en el pasado, el canal principal proveniente del sector de Huaca Ursias al norte se bifurcaba hacia el oeste, para pasar al norte del pueblo actual de Cambio Puente. El sitio Guad-176 está ubicado de tal forma que puede proteger el canal y muy probablemente asegurar su funcionamiento.

Este sitio cubre un espacio importante, aunque ha sido intensamente saqueado. En la parte sur, cerca del borde de la terraza, son visibles varios muros de espesor considerable. Los 32 objetos de cerámica no son muy representativos de este sitio que merece una recolección sistemática, aún pendiente. Notamos una presencia Moche, pero sería importante, aumentando la colección, verificar si no existe la presencia de otros grupos en este lugar estratégico. Hemos previsto retornar a este sitio durante la temporada 2001.

Guad-177
Este sitio se encuentra al oeste del camino que comunica Chimbote con Cambio Puente. Es relativamente pobre en restos arquitectónicos en la superficie. Sin embargo, hemos podido recolectar 50 fragmentos de cerámica. Estos objetos indican una presencia Moche; gran cantidad de ellos corresponden a cerámica doméstica (Anexo 1). Este sitio, situado sobre un afloramiento rocoso poco elevado, no encuadra en nuestros objetivos de investigación a corto plazo.

Guad-178
Este sitio ocupa otro afloramiento rocoso poco elevado. En la parte sur, los restos de cultura material son muy escasos, mientras que en la parte norte de esta elevación, se observan los restos de muros de un conjunto arquitectónico, así como numerosos artefactos. Hemos recolectado 82 objetos de cerámica de los cuales varios son típicos de la cultura Moche (Anexo 1). La limpieza de los pozos de huaquero en la sección del sitio donde existen los restos arquitectónicos podria contribuir a la mejor identificación de la identidad cultural y del estatus de sus ocupantes. Es posible que este pequeño sitio, de fácil acceso, sea integrado a mediano plazo en nuestro programa de investigaciones.

Guad-179
Este sitio, sumamente saqueado, está situado inmediatamente al sureste de Guad-178; en la superficie hay abundantes restos culturales. Enormes pozos de huaquero, entre los cuales hay varios muy recientes, disminuyen considerablemente nuestro interés por este sitio. Los restos recolectados de cerámica, en total 148 fragmentos, indican una doble ocupación, Moche y Tanguche (Anexo 1). Sin embargo, la ocupación Moche parece ser dominante, a pesar del predominio de vasijas domésticas en la colección. Sería pertinente retornar a este sitio y completer una recolección sistematica de superficie, así como establecer la relación entre los dos grupos culturales identificados.

Guad-180
Este sitio se encuentra en el extremo de un conjunto de sitios que ocupan la margen este de la nueva área agrícola del sector de Lacramarca. Su posición está bien confirmada, si nos fiamos al mapa de ubicación de Wilson (1988: 204) y a la topografía local. Este sitio se encuentra encima de un canal de irrigación. Los restos en superficie son muy escasos. Habiéndose recolectado 9 fragmentos de cerámica (Anexo 1). Este sitio no cuadra en nuestro programa de investigaciones, pero constituye un lugar importante para comprender la presencia Moche en el secteur de Lacramarca, y de estos dos lados de la actual quebrada Lacramarca.

Guad-181
La localización de este sitio es incierta. Hemos recorrido a lo largo del canal al borde de la terraza, en una distancia de aproximadamente 200 metros. La vegetación es bastante densa y los vestigios poco visibles. Es por esta razón que decidimos reunir todos los objetos localizados a lo largo de 100 metros como si se tratara de un mismo sitio (Anexo 1). Estos objetos, en total 53, corresponden principalmente a fragmentos de cerámica doméstica y consideramos por el momento que se trata efectivamente de cerámica Moche. Habrá sin embargo que analizar este material y compararlo con otros materiales provenientes de contextos Moche para poder zanjar este problema.

Guad-184
Este sitio ha sido identificado de manera temporal y los restos en superficie son escasos. Hemos podido recolectar en total 14 fragmentos de cerámica (Anexo 1). Pensamos retornar a este sitio únicamente para poder localizarlo de manera un poco más precisa con la ayuda de un GPS.

Guad-186
Después de varios intentos en el terreno, creemos haber localizado este sitio que ocupa una terraza arenosa arriba del canal y de las tierras cultivadas. Hemos efectuado tres limpiezas de pozos de huaquero (Figura 30). La unidad #1, ubicada en la sección sur, nos permitió poner en evidencia los restos de muros muy delgados a los cuales estaba asociado un piso muy deteriorado. Igualmente pusimos al descubierto un mur de contención, lo que nos permite creer que este sitio fue ocupado de manera bastante estable como para tratarse de una población campesina. Los restos cerámicos, en total 94 fragmentos, permiten asociar este sitio a la presencia Moche en la margen este de Lacramarca. En el corto plazo, no pensamos regresar a este sitio, cuyo potencial parece ser relativamente bajo.

Guad-187 / PSUM 02
Este sitio ocupa la superficie de un montículo poco elevado al oeste del camino que lleva de Chimbote a Cambio Puente. El sitio se situa un kilómetros al norte de Guad-192 y debería corresponder al sitio Guad-187. Sin embargo hemos identificado una pequeña plateforma que ocupa toda la cima. No se trata del pequeño sitio de habitación registrado por Wilson (1988: 557).

Hemos dado a este sitio la denominación de PSUM-02, como si se tratara de un nuevo sitio, en caso el sitio Guad-187 se encuentre en otro lugar o haya sido destruido por causa de la expansión agrícola. Realizamos un plano de la estructura (Figura 31). Se trata de una plataforma de aproximadamente 45 metros de largo por 20 metros de ancho. El nivel superior, que ocupa la parte central del edificio, está sobre-elevado 1.5 metros respecto al volumen principal. Se accede a la parte superior por medio de una rampa que se encuentra en el lado norte. Se trata a todas luces de una estructura ceremonial y es muy posible que este templo haya estado asociado al sitio Guad-192.

La superficie de este sitio es bastante pobre. Los 65 fragmentos de cerámica que componen nuestra colección no son todos diagnósticos (Anexo 1). Decidimos recolectar todos los indicios culturales visibles en la superficie con la finalidad de maximizar nuestras posibilidades de asignar, luego de varios análisis, la construcción de esta estructura a un grupo cultural en particular. Por el momento, privilegiamos la idea que fueron los Moche quienes construyeron este edificio. Será de gran utilidad efectuar la limpieza de uno o dos pozos de huaquero, para completar la documentación de este sitio particular. Este sitio constituye uno de los objetivos a mediano plazo, en el marco de nuestro proyecto de investigación.

Guad-189
Este sitio es un pequeño cementerio situado al norte de Guad-192. Una breve visita nos permitió identificar la presencia Moche. Recolectamos en total 15 fragmentos de cerámica de este sitio (Anexo 1). Será interesante efectuar un inventario sistemático de este cementerio así como de los otros cementerios que rodean el sitio Guad-192.

Guad-190
Hemos considerado este lugar como el sitio Guad-190, puesto que se encuentra a una distancia similar a la indicada por Wilson (1988) con respecto al sitio Guad-186. Se trata de un sitio lamentablemente muy destruido, del que no subsiste prácticamente nada. Recolectamos 13 fragmentos de cerámica de la superficie, la mayoría de ellos pertenecientes a vasijas domésticas (Anexo 1). Dos de los fragmentos corresponden a piezas moldeadas, siendo una de ellas típica del estilo Moche. Podemos entonces concluir que este sitio no ofrece ningún interés, considerando su avanzado estado de destrucción. Sin embargo, es importante recalcar que este sitio confirma la presencia Moche en la margen este de Lacramarca.

Guad-192 - Hacienda San José
En los trabajos de Wilson, el sitio Guad-192 es considerado como un centro local (Wilson 1988: 206-207). Este sitio es particular puesto que tiene la mayor extensión, después de Guadalupito o Pampa de los Incas, sitio considerado capital Moche en el valle de Santa. Los vestigios no son siempre visibles en superficie, situación ligada a la cubierta de arena eólica que se extiende sobre todo el sitio. Sin embargo, es posible notar que la cerámica se encuentra presente sobre la superficie en una distancia de aproximadamente 1000 metros, a lo largo de una serie de canales de irrigación que delimitan por el este, la parte más o menos intacta del sitio.

Nuestro primer objetivo fue verificar las dimensiones de este sitio excepcional, cuya extensión había sido evaluada en 29 hectáreas. Hay que recordar que la extensión promedio de los sitios Moche es de entre 3 y 6 hectáreas. A pesar del desarrollo de la agricultura en este sector, actualmente ocupado por un grupo de viviendas de una extensión de la localidad conocida como la antigua Hacienda San José, pudimos constatar que Wilson no se había equivocado al efectuar su cálculo de la extensión de este sitio. Este establecimiento constituye un sitio de importancia mayor para comprender la presencia Moche en la parte baja del valle de Santa, y en particular en el sector de Lacramarca.

La prospección de superficie fue muy productiva. Los restos superficiales se encuentran en la superficie en forma de concentraciones. La principal concentración está situada en la parte norte del sitio. En ella realizamos una recolección sistemática, para lo cual nos basados en cuadros de 20 X 20 metros que establecimos en base al eje longitudinal norte-sur que fijamos con teodolito (Figura 32). En esta sección del sitio limpiamos igualmente un enorme pozo de huaquero que permitía ver restos arquitectónicos, entre los cuales se podía distinguir claramente un muro de adobe, con enlucido de barro de color amarillo. La impresionante colección de objetos de cerámica de este sitio, en total 1163 fragmentos, confirma por una parte la presencia de los Moche, y por otra parte, que se trata verdaderamente de una ocupación de la fase Moche IV (Anexo 1).

La gran sorpresa de este sitio reside en el descubrimiento de un cantidad importante de moldes, entre los cuales existe un molde de florero, algunos moldes de cántaros, y varios de figurinas (Lámina 8). Además, hemos recuperado varias partes de vasijas que presentan defectos en la cocción. La gran cantidad de ceniza en la superficie, combinada con la presencia de moldes y los desechos de produción, indican que es muy posible que en este sitio encontremos talleres de producción de cerámica.

Habremos de regresar a este sitio durante la temporada del 2001, con la finalidad de completar el levantamiento, así como para efectuar limpieza de pozos de huaqueros. Podremos entonces definir mejor la profundidad temporal de este enorme sitio. A primera vista, este sitio parece lo que podríamos calificar como un asentamiento de rápida formación. Podría tratarse de una concentración rápida de varios grupos venidos para cultivar las nuevas tierras irrigadas. La ausencia de superposición de pisos y de muros, vendría a confirmar esta primera impresión. También habremos de tomar muestras de arcilla para estudiar su composición química con la ayuda del método de activación neutrónica. Además, tomaremos muestras de materiales orgánicos para efectuar dataciones radiocarbónicas. Este sitio tiene gran prioridad en nuestro programa de investigaciones, por lo que consideramos retornar la temporada 2001.

Guad-202 / Huaca San Pedro
Hemos igualmente visitado el sitio monumental conocido con el nombre de Huaca San Pedro, situado en el barrio del mismo nombre, en la ciudad de Chimbote. El sitio está bastante afectado debido a la expansión urbana y la construcción de un campo de fútbol. Algunas vasijas pintada típicas de la fase Moche IV fueron recuperadas durante la realización de trabajos recientes de nivelación. El INC de Chimbote posee un expediente fotográfico de las piezas, las cuales pudimos ver en el museo de Casma. Este sitio no está lo suficientemente intacto como para incorporarlo en nuestro programa de investigaciones. Sin embargo, debemos reconocer que se trata de uno de los sitios claves para comprender la presencia Moche en el sector de Lacramarca. Esta huaca está asociada a un sitio de habitation, Guad-201, el cual no pudimos visitar, debido principalmente a la peligrosidad de esta zona de la ciudad, en la que se ubica el sitio. No hemos recolectado materiales de superficie en Huaca San Pedro. Existe entonces un gran centro religioso localizado en el extremo meridional de un canal de irrigación que alimentaba las tierras y a la población Moche en este sector de Lacramarca, particularmente en la aglomeración más importante, que estaba situada en lo que hoy denominamos Guad-192 o Hacienda San José.

Guad-203
Hemos visitado un área que corresponde más o menos al emplazamiento de Guad-203. Hemos localizado este espacio con la ayuda de un GPS. El sitio está ocupado actualmente por una vivienda, y nuestras observaciones no son muy concluyentes. No podemos por lo tanto confirmar la identificación del sitio Guad-203, y si fuera el caso, este sitio estaría bastante afectado y parece no tener un gran potencial. No recolectamos material alguno de la superficie de este lugar.

PSUM-03
Este sitio ocupa un pequeño afloramiento rocoso, poco elevado, situado al oeste del camino que une Chimbote con Cambio Puente. No está muy alejado del sitio Guad-177. Una pequeña colección conformada por 6 fragmentos de cerámica confirma tímidamente la presencia Moche en este lugar (Anexo 1). Este nuevo sitio parece no presentar un gran potencial, como para justificar nuestro regreso al mismo, como tampoco justificaba la realización de un plano.

PSUM-04
Este sitio se encontró mientras tratábamos de localizar algunos sitios en el sector Lacramarca Este. Se trata de una pequeña huaca situada en pleno corazón de un agrupamiento moderno de viviendas, en una localidad conocida con el nombre de Túpac Amaru. Los 4 fragmentos de cerámica que hemos podido recolectar en este sitio no permiten confirmar una presencia Moche (Anexo 1). La limpieza de los pequeños pozos de huaquero que se encuentran en la parte superior de este montículo, nos permitirá identificar la filiación cultural de quienes construyeron este pequeño edificio. Este trabajo se realizará durante la temporada 2001.

PSUM-05
Durante nuestro último día de campo, mientras buscábamos el emplazamiento del sitio Guad-203, encontramos lo que parece ser un nuevo sitio. Las coordenadas establecidas con un GPS Garmin son S 09003.441 y N 78033.1102, y la altitud es de 58 m. Fue con la participación de Niel Pajuelo Mori, quien conocía la existencia de vestigios arqueológicos en este sector, que inventariamos este lugar localizado en el lado oeste de la quebrada Lacramarca. Hay que señalar que el sitio Guad-203 se encuentra del lado este del Lacramarca. Lamentablemente, este nuevo sitio no está bien preservado y parece no ser muy productivo. Les 28 objetos de cerámica indican sin duda una presencia Moche, al igual que una presencia Tanguche (Anexo 1). Existen todavía algunos adobes visibles en la superficie de este sector compuesto principalmente por dunas. A corto plazo, este sitio no presenta interés en el marco de nuestro programa de investigaciones.

Comentarios

Ese sector es de capital importancia para nuestro estudio. En efecto, existen elementos que nos permiten creer que los Moche fueron los primeros en expandir el sistema de irrigación en esta parte del valle bajo del Santa. El examen de los mapas de distribución de los sitios de los períodos anteriores (Wilson 1988) confirma la ausencia sistemática de grupos Suchimancillo en esta parte del valle. Hay que precisar que este sector está drenado desde hace relativamente poco tiempo, aproximadamente desde 1970, por la quebrada Lacramarca. Esta situación fue provocada por el terremoto de 1970. Según los informantes locales, antes de 1970 la quebrada Lacramarca no se extendía más al sur de la ciudad actual de Chimbote. Las aguas intermitentes de esta quebrada se perdían en el desierto varios kilómetros antes de alcanzar la parte baja del valle de Santa. Hay que comprender entonces, como lo indicaba Wilson (1988: 47), que el sector Lacramarca, en la epoca prehistórica, era alimentado con las aguas del río Santa a través de un ingenioso sistema de canales de irrigación. La presencia Moche en el sector Lacramarca representaría entonces un aumento del territorio cultivable. Es plausible la idea que esta expansión del territorio agrícola se haya realizado en el contexto de una conquista territorial y de una voluntad de aumentar la producción agrícola en un valle alimentado con agua a lo largo de todo el año, como es el caso del río Santa.

La presencia Moche está bien establecida a lo largo de la margen oeste del Lacramarca, con una cantidad importante de sitios, particularmente los sitios Guad-192 y Huaca San Pedro. Los resultados de nuestra evaluación de los sitios de la margen este del Lacramarca es menos positiva. La mayoría de los sitios informados por Wilson no pueden ser referidos con confianza. La causa principal del problema en localizar estos sitios el establecimiento de nuevos canales de irrigación, trabajos que se remontan a unos 20 años, y en conscuencia al crecimiento del territorio agrícola. La mayoría de los sitios han sido destruidos por las actividades agrícolas. Por lo tanto, en el marco de nuestro programa de investigaciones, ninguno de los vestigios de la margen este llama nuestra atención. Sin embargo, los pocos vestigios cerámicos de superficie confirman una presencia Moche en este sector. Se puede entonces avanzar la hipótesis que fueron los Moche los primeros en ocupar el sector de Lacramarca. La instalación de estas poblaciones estuvo acompañada por la construcción de canales de irrigación para asegurar la producción agrícola y muy probablemente el agua de consumo humano. El desarrollo de esta región parece muy rápido, y la concentración de la población en el sitio Guad-192 fue suficiente para requerir la producción de cerámica. Será interesante muestrar los diversos cementerios saqueados de los alrededores de este extenso con la finalidad de verificar si la producción cerámica local servía a la población local.

4. Conclusion y perspectivas para la siguente temporada

La primera temporada del proyecto PSUM puede ser considerada como muy positiva. Hemos podido evaluar 45 sitios conocidos y 3 nuevos sitios. Además, hemos realizado excavaciones muy productivas con resultados sorprendentes en los dos sectores anteriormente referidos en el sitio El Castillo. Algunos sitios llamaron particularmente nuestra atención este año. Hemos realizado levantamientos y planos de los sitios Guad-91, Guad-93 (El Castillo), PSUM-01 (la cercadura que forma parte del sitio Guad-121), Donnan-89, Guad-132 (Huaca China), Guad-186, Guad-187 (PSUM-02) y Guad-192 (Hacienda San José), verificando evidentemente la pertinencia de los planos ya existentes de los sitios Guad-93, Guad-128 (Huaca Ursias), Guad-135, Donnan-88, y Donnan-133.

Debemos iniciar y completar los análisis de todos los restos recolectados con la finalidad de comprender la presencia Moche en los diferentes sectores de la parte baja del valle de Santa. Pondremos énfasis en la descripción detallada de los restos cerámicos, al igual que los restos orgánicos y los textiles. Será importante determinar la filiación de los sitios a las diferentes fases estilísticas Moche con ayuda de la cerámica diagnóstica. Varias colecciones están compuestas por una cantidad significativa de fragmentos de cerámica doméstica. Será importante hacer una buena descripción de este material, establecer una tipología y de poner en evidencia las características típicas de la cultura Moche.

Además de los análisis de las colecciones formadas durante la temporada del 2000, hay que poner en relieve los principales resultados. En primer lugar, los sitios evaluados han permitido constatar la fuerte presencia de la cultura Moche en la parte baja del valle de Santa. Podemos afirmar que podemos descartar toda ambiguidad y que compartimos la misma impresión que aquellas formuladas por los investigadores que nos precedieron, en lo que concierne a la presencia invasora de la cultura Moche en el valle de Santa. Además de confirmar la presencia de una ocupación que puede fechar de la fase Moche III en el sitio El Castillo, es posible que esta ocupación Moche pueda remontarse a una fecha más antigua, que podría corresponder a fase Moche II. Hemos igualmente puesto al descubierto une serie de reocupaciones de la Terraza Norte por los Moche, que indican una renovación de la arquitectura pública (Láminas 9-10). Esta continuidad concuerda con la presencia de la Huaca con murales localizada al suroeste. Efectivamente, el examen revela sin duda la existencia de una sucesión de tres agregados constructivos que se superponen a la construcción inicial de esta imponente plataforma. La ausencia de una ocupación Gallinazo bajo las capas Moche consituyó para nosotros una gran sorpresa, dada la atribución, posiblemente muy apresurada, de los adobes con claras marcas de caña, a constructores Gallinazo. Al respecto, hay que indicar que la plataforma principal fue construida con una gran cantidad de adobes fabricados con moldes de cañas, lo que hace pensar que esta Huaca era Gallinazo, así como el muro norte que la delimita. Este último es un muro de adobe sobre una base compuesta por grandes piedras, cuya mampostería es de un estilo similar a uno de los muros que circunda la base de Castillo de Tomaval, un edificio Gallinazo del valle de Virú. Existe un segundo muro cuya base está compuesta tambén por grandes piedras, delimita la cima habilitada del sitio y que constituye el límite sur de la Terraza Norte. La presencia Gallinazo en el sitio El Castillo sigue siendo una preocupación para nosotros; la importancia de esta ocupación es mucho más reducida de lo que pensábamos antes de iniciar nuestros trabajos. La principal hipótesis para explicar la construcción de las plataformas y de los muros con técnicas y materiales típicos de la cultura Gallinazo es el sometimiento de los Gallinazo por los Moche, pero conservando la mano de obra Gallinazo y sus conocimientos. Esta decisión de los Moche de aceptar las costumbres constructivas Gallinazo representa posiblemente una estrategia de asimilación que duraría varias generaciones a lo largo de la fase Moche III. A inicios de la fase IV, los Moche transformaron las poblaciones locales Gallinazo, y los nuevos edificios como la Huaca con murales, fueron construidos con adobes sin ninguna marca de caña. Es en este momento que la transformación parece completarse.

En la Terraza Este del sitio El Castillo, el principal descubrimiento es la existencia de una ocupación Tanguche y la ausencia de la cultura Moche. Es probable que los Moche no ocuparan esta vertiente y que los nuevos dirigentes hayan aprovechado este sector para instalar allí un nuevo centro de control y de producción (Lámina 11). Esta ocupación Tanguche no había sido puesta anteriormente en evidencia (Wilson 1988: 230 y 265), a pesar que Donnan mencionaba ya la presencia de cerámica del Horizonte Medio en varios sectores del sitio (Donnan 1973: 40-41).

El sector de Lacramarca nos llamó particularmente la atención por dos razones. La primera, está relacionada con la posibilidad que los Moche fueran los primeros en ocupar esta parte del valle bajo de Santa. Este territorio podría así corresponder a una zona de expansión agrícola ligada al arribo de colonos Moche al valle de Santa. La segunda razón consiste en la presencia del sitio de habitación más extenso, que es el Guad-192 (Lámina 12). Este sitio es tan grande como lo habíamos previsto y ha porporcionado elementos muy convincentes en lo que respecta a la presencia Moche, y que posiblemente una de sus principales funciones fue la de producir y proveer cerámica. Si nos fiamos en los recuperados en la superficie, los posibles talleres habrían servido para la fabricación de vasijas domésticas (principalmente cántaros), floreros, vasijas decoradas pintadas, con aplicaciones, así como de figurinas. La colección, que se formó luego de varias recolecciones sistemáticas de superficie, parece sin duda fechar para la fase Moche IV. Además, este sitio está rodeado por otros sitios pequeños de habitación, al igual que por algunos cementerios. Es de esta manera que se presenta la posibilidad de estudiar una población aislada y verificar su homogeneidad cultural y posiblemente biológica.

Por último, no hay que olvidar el problema de las cercaduras en el valle de Santa. Dos sitios podrían contribuir directamente a un mejor entendimiento de la participación Moche a esta particular forma de desarrollo arquitectónico, que puede esconder varios otros cambios al nivel socio-político y religioso. Estos dos sitios, Guad-121 y Guad 135, deberían ser objeto de un estudio más profundo, con la fnalidad de precisar el papel de los Moche y de fechar las diferentes ocupaciones y las diferentes fases de construcción si hay lugar. Por el momento, podemos siempre postular una participación activa de los Moche, y en ambos casos el estilo dominante en ambos sitios parece ser de la fase Moche IV, y no de la fase Moche V, como es el caso de Galindo en el valle de Moche. Sería interesante verificar, con ayuda de la comparación de la cerámica, apoyada con varias fechas rediocarbónicas, si estos dos sitios corresponderían a una transformación relacionada con la parte final de la influencia Moche en el valle de Santa. Estos dos sitios podrían así contribuir el mejor entendimiento del deterioro y al final de la civilización Moche en Santa.

Perpectivas para el 2001

Si bien no pensamos regresar al sector de Palo Redondo, debemos absolutamente comenzar el 2001 los trabajos en el sector de Guadalupito o Pampa de los Incas. Uno de los objetivos de la segunda temporada es familiarizarse con el sitio. En la misma perspectiva que la adoptada par nuestros predecesores (Wilson 1988; Donnan 1973), consideramos que este gran conjunto está compuesto por varios sitios distintos y alejados unos de otros.

Lo que nos interesa primero en el sitio de Guadalupito es establecer una secuencia cultural. Nos preguntamos si en la parte central del sitio existió una ocupación Gallinazo, seguida luego por una ocupación Moche III, y luego por una fase Moche IV asociada al apogeo del sitio. Nos preguntamos también si es posible distinguir una ocupación Moche V y una presencia Tanguche. Para responder a estas preguntas en un sitio de la envergadura de Guadalupito, debemos escoger cuidadosamente los espacios a excavar. Es por esta razón que lo visitaremos en repetidas oportunidades, con la finalidad de inspeccionarlo y para limpiar algunos pozos de huaquero. La temporada 2001 servirá por lo tanto para evaluar el potencial de algunos sectores o sitios que conforman Pampa de los Incas, y la temporada 2002 se consagrará totalmente a este sitio que ha sido identificado como la capital regional de un Estado expansionista Moche. Como mencionáramos en nuestra solicitud inicial, quisiéramos realizar excavaciones en uno o dos sectores de habitación, así como un sector de producción, siempre tratando de precisar la cronología de este enorme conjunto arqueológico.

En los sectores cubiertos por nuestros trabajos de la temporada 2000, la mayoría de los sitios son pequeños y están saqueados. A pesar de esta situación, algunos sitios merecerán una atención particular durante la próxima temporada. Primero evaluaremos el sitio Guad-130 en el sector Huaca Ursias por las razones ya mencionadas. En el sector El Castillo, continuaremos con las excavaciones en el sitio Guad-93. Proseguiremos con nuestros trabajos en las terrazas Norte y Este, así como en la parte alta del sitio, para centrarnos en la plaza central y en una estructura que forma el límite sur de la cima. Esperamos así precisar la importancia de la presencia Moche y verificar el papel desempeñado por la cultura Gallinazo en la sección ceremonial del sitio. Mientras que intervenimos en el sitio El Castillo, será apropiado dedicar algunos esfuerzos a los sitios Guad-88 y Guad-121, con la finalidad de precisar las fechas y la naturaleza de sus ocupaciones.

El sector de Lacramarca constituye nuestra tercera prioridad, después de la continuación de las excavaciones en El Castillo y la evaluación de Guadalupito. En este sector clave, continuaremos nuestros esfuerzos en el sitio Guad-192, completando al mismo tiempo los registros en los sitios Guad-176, Guad-178, Guad-179 y posiblemente PSUM-02.

El proyecto Santa de la Universidad de Montreal deberá así consolidar la adquisición de datos sobre los Moche a escala regional, concentrando siempre nuestros esfuerzos en los sectores El Castillo y Lacramarca. Con la ayuda de esta información, será más fácil integrar los datos del sitio de Guadalupito en un marco más amplio, permitiendo la elaboración de hipótesis concernientes a la ocupación de la parte baja del valle de Santa par los Moche. Disponiendo de estas informaciones, será entonces posible privilegiar la hipótesis de una conquista militar o la de una asimilación más bien pacífica, tratando de discernir las estrategias de las elites involucradas. Habrá que explicar definitivamente esta obstrucción para el conjunto de la cultura Moche por grupos que se identificaban antes con la cultura Gallinazo. Este cambio profundo de identidad, que pudo durar varios siglos, ocupa la parte medular de nuestras preocupaciones, y los resultados hasta ahora obtenidos nos permiten creer que estamos en el buen camino.

Agradecimientos

Queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a todos los miembros del Proyecto PSUM y a quienes nos brindaron su apoyo o nos asistieron de diferentes modos. Participaron en los trabajos de campo y de laboratorio Sofia Chacaltana, David Chicoine, France-Éliane Dumais, Jorge Gamboa, Juan López Marchena, Alexandra Taillon-Pellerin, Delicia Regalado y Francine Willa. También contribuyeron en el campo Julie Fournier, Niel Pajuelo Mori y Kimbra Smith. Evidentemente, gran parte del éxito de la excavación se debe al gran esfuerzo de nuestros obreros Freddy, Fernando, Leopoldo, Renzo y Diómedes, pobladores de la localidad El Castillo.

Agradecemos también a Víctor Peña del INC-Ancash, y a Juan Carlos Yarlequé del Museo Arqueológico Max Uhle de Casma por su valiosa colaboración. Hacemos extensivo este agradecimiento a Arabel Fernández, Guilmine Eygun, Teresa Rosales, Víctor Vasquez, Florencia Bracamonte en el Perú. En Montreal, además de France-Éliane Dumais, Alexandra Taillon-Pellerin y David Chicoine, contamos con la invalorable ayuda de Hélène Bernier y Greg Kennedy.

En Chimbote, nuestra vida se hizo más agradable y sostenible gracias a Francine Willa, asistida con la ayuda de Vicky y Aída.

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